Historia para Verónica

Era un día soleado en la ciudad de construcción. El sol brillaba alto en el cielo azul, y las nubes parecían algodones de azúcar. En un rincón de esa bulliciosa ciudad, había una gran grúa de color rojo brillante. Su nombre era Kara, y su enorme brazo amarillo se alzaba como si quisiera tocar las nubes. Kara era muy querida por todos los trabajadores de la construcción. Siempre estaba lista para ayudar y tenía una sonrisa amable que iluminaba todo a su alrededor.
Hoy era un día especial. Timmy, el pequeño verificador de obras, estaba lleno de energía. Se acercó a Kara saltando de entusiasmo. "¡Kara, tengo una idea brillante!", dijo con un brillo en sus ojos. Kara inclinó su cabina curiosa. "¿De qué se trata, Timmy?", preguntó emocionada.
"¡Vamos a construir un circuito de obstáculos para la pequeña Verónica!", exclamó Timmy, que tenía un dulce acento y hablaba rápido como un pequeño pajarito. "Ella ama los animales, el espacio, las princesas, la ciencia y la magia. ¡Va a ser un evento mágico!", dijo mientras agita sus pequeñas manos en el aire.
Kara no pudo contener su alegría. "¡Eso suena increíble! Verónica estará tan feliz", dijo mientras su brazo amarillo comenzaba a moverse, lista para poner manos a la obra.
Mientras tanto, desde la distancia, un nuevo personaje se acercaba. Era Benny, el Bulldozer. Era un gran tipo fuerte y robusto, pero a veces tenía la mala costumbre de contar pequeñas mentiras. "¡Yo puedo hacer todo el trabajo solo!", presumió al acercarse. Kara lo miró con una mezcla de preocupación y amabilidad. "Benny, es mejor trabajar juntos. La honestidad es importante", le recordó, moviendo su brazo para ayudarlo a levantarse.
Pero Benny, lleno de orgullo, ignoró las palabras sabias de Kara y comenzó a trabajar a su manera. Al principio, parecía que todo iba bien. Empujaba bloques de cemento aquí y allá con su potente motor. Pero de repente, algo extraño sucedió. Mientras intentaba levantar un gran bloque con su pala, se quedó atascado en un charco de barro.
"¡Oh no!", gritó Benny, mientras movía sus orugas tratando de liberarse. "¡Ayuda! ¡Ayuda!", clamó, pero su voz sonaba un poco apagada por la vergüenza.
Verónica, que estaba mirando desde su ventana con sus rizos oscuros brillando como un solito de la tarde, escuchó el grito de Benny. Sus ojos grises se abrieron con preocupación. "¡Kara, Timmy, necesitamos ayudar a Benny!", gritó con toda su fuerza, mientras corría hacia la puerta de su casa, lista para unirse a sus amigos.
Kara y Timmy intercambiaron miradas serias. "Vamos a ayudarlo", dijo Kara, su voz firme pero comprensiva. Así, mientras se acercaban a Benny, comprendieron que todos juntos podían lograr algo maravilloso, pero solo si Benny aprendía a ser honesto.
Y así, el primer paso hacia la aventura había comenzado, mientras el pequeño Bulldozer se encontraba en serios problemas por no haber dicho la verdad.
Era un día radiante en la ciudad de construcción. Los rayos del sol brillaban mientras Verónica, con su vestido de princesa y sus rizos oscuros danzando al viento, se preparaba para la competición en el circuito de obstáculos. La emoción llenaba el aire, y Kara la Grúa, junto a su amigo Timmy, estaban listos para alentarla.
"¡Esto va a ser mágico!", gritó Verónica, sus ojos grises brillando como estrellas. "¿Puedo empezar ya?"
"¡Claro que sí!", respondió Kara, moviendo su brazo amarillo con entusiasmo. "Recuerda que solo tienes que seguir el camino y divertirte."
Verónica dio un paso adelante y comenzó a recorrer el circuito lleno de bloques, rampas y túneles. Se deslizó por la primera rampa, riendo de alegría. "¡Soy una princesa en una aventura!", exclamó, mientras saltaba de un lado a otro, como si estuviera en su propio cuento de hadas.
Kara y Timmy la animaban desde un lado. "¡Vamos, Verónica! ¡Tú puedes!" gritaban al unísono. Pero pronto, Verónica notó que Benny el Bulldozer estaba un poco alejado, con su motor apagado y una expresión triste en su cara.

"¿Qué pasa, Benny?", preguntó Verónica, mientras se acercaba a él.

Benny suspiró. "Me siento mal por haber intentado hacerlo todo solo. No escuché a Kara y ahora estoy un poco triste", admitió. "A veces digo cosas que no son ciertas para parecer más fuerte."
Verónica, con su corazón amable, le respondió. "Recuerda lo que Kara dijo: siempre es mejor trabajar juntos y siempre debemos decir la verdad. No te preocupes, todos cometemos errores."
Benny sonrió débilmente. "Tienes razón, Verónica. ¡Gracias! Quiero ayudar y ser un buen amigo." Con ese nuevo espíritu, Benny empezó a moverse, y sus ojos brillaron con determinación.
"¡Vamos a construir algo increíble juntos!", dijo Kara, emocionada. "Así podremos asegurarnos de que todos disfruten del circuito."
Los cuatro amigos se unieron y trabajaron en equipo. Benny empujó bloques con su gran pala, mientras Kara usaba su brazo largo para colocar los obstáculos correctamente. Timmy supervisaba todo, asegurándose de que todo estuviera en orden.
Con cada movimiento, la diversión y la risa llenaban el aire. Verónica miraba a sus amigos, sintiendo que todos estaban aprendiendo algo importante. "La amistad y la honestidad son las mejores herramientas", pensó mientras saltaba de alegría.
Finalmente, todo estuvo listo. "¡Ahora sí, Verónica, es tu turno otra vez!", dijo Timmy, señalando el camino.
Con una sonrisa enorme, Verónica comenzó su recorrido por el circuito. Esta vez, se sentía más segura y feliz. Saltó, se deslizó y superó todos los obstáculos con un brillo en su mirada.

"¡Eres increíble!", animaba Kara. "¡Eres la mejor princesa de esta ciudad!"

Al finalizar, Verónica se dio cuenta de algo. "¡Lo hicimos juntos! ¡Fue tan divertido!" Luego, mirando a Benny, dijo: "Gracias por ayudar, Benny. Estoy muy feliz de que ahora sepas que la verdad es importante."
Benny sonrió con sinceridad. "Lo prometo, Verónica. Nunca más mentiré. Siempre seré honesto y trabajaré con ustedes."
Y así, los cuatro amigos celebraron su día lleno de risas, juegos y lecciones aprendidas. El sol brillaba mientras Verónica, Kara, Timmy y Benny sabían que, juntos, podían lograr cualquier cosa. La honestidad y la amistad siempre estarían en sus corazones.
Desde ese día, Benny el Bulldozer se convirtió en el mejor amigo de todos, y nunca olvidó que decir siempre la verdad era el camino hacia la confianza y la felicidad.
Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado. ¡Recuerda, siempre di la verdad porque no se puede confiar en un mentiroso!

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