Historia para Eliot
Era un brillante día soleado en el patio de la Escuela de Construcción, donde un bullicio de risas llenaba el aire. Allí estaba Benny el Bulldozer, un gran bulldozer amarillo que relucía bajo la luz del sol. Sus ojos brillantes y su amplia sonrisa hacían que todos los niños lo adoraran. Benny disfrutaba de su trabajo, empujando montones de tierra y ayudando a los pequeños a aprender sobre construcción. Pero hoy, Benny tenía una misión muy especial.
Entre los niños, había uno que destacaba. Era Eliot, un niño de cabello corto y negro que siempre parecía estar lleno de energía. Sus ojos marrón oscuro brillaban con emoción mientras miraba a Benny. Eliot, que amaba los coches, los superhéroes y la ciencia, soñaba con vivir grandes aventuras. Con su voz alegre, exclamó: "¡Vamos a hacer algo especial para nuestros papás!"
Los niños se reunieron alrededor de Benny, llenos de entusiasmo. "¿Qué tal si hacemos un enorme dibujo de un coche en el suelo?" sugirió Eliot, señalando hacia el amplio espacio de construcción que tenían frente a ellos. Benny rugió de emoción: "¡Eso suena genial! ¡Pero necesitaré mucha ayuda!"
Así que los niños se pusieron a trabajar, riendo y disfrutando de cada momento. Con tizones de colores, comenzaron a dibujar un coche gigante en la arena. Eliot estaba emocionado, pero, de repente, una ráfaga de viento comenzó a soplar. La arena se deslizaba y los dibujos se desvanecían como si fueran sueños. Eliot miró, su corazón se hundió.
"¡Oh no! ¡Todo se está arruinando!" exclamó, mientras algunos niños comenzaban a desanimarse. Pero Eliot sintió una chispa de determinación. Se giró hacia sus amigos con una sonrisa firme. "No podemos rendirnos," les dijo con voz decidida. "¡Tenemos a Benny y somos un gran equipo!"
Benny asintió con su gran cabeza amarilla, "¡Exacto! ¡Juntos podemos hacerlo!" Con renovada energía, los niños comenzaron de nuevo, riendo y animándose mutuamente. Pero en medio de su trabajo, algo inesperado sucedió.
Un suave zumbido llenó el aire, y de repente, una nube de polvo apareció en el horizonte. Eliot, con los ojos muy abiertos, miró hacia el lugar de donde venía el sonido. "¿Qué es eso?" preguntó, sintiendo que la intriga llenaba el aire.
Fue entonces cuando un pequeño dron, con luces parpadeantes y una cámara, se acercó volando. "¡Hola, chicos!" dijo una voz desde el dron. "Soy Zippy, y he venido a ayudar."
Los ojos de Eliot se iluminaron. "¡Esto es increíble! Pero, ¿cómo puedes ayudarnos?"
"Necesito que me digan cómo quieren que se vea su sorpresa. ¡Y puedo capturar todo en video!" respondió Zippy con entusiasmo.
Eliot miró a Benny y luego a sus amigos. "¡Podemos hacerlo! ¡Pero primero, tenemos que terminar nuestro dibujo!"
Así, con un nuevo aliado en el aire, todos se prepararon para la siguiente parte de su aventura. Eliot sabía que, aunque las cosas se complicaran, nunca debían rendirse, y juntos, podrían lograr algo grandioso.
Eliot miró al cielo, donde Zippy el dron estaba volando, capturando cada momento. Benny el Bulldozer sonreía con sus grandes ojos brillantes, y todos los niños estaban llenos de emoción. "¡Vamos a mostrarle a nuestros papás lo que hemos hecho!" gritó Eliot, saltando de alegría.
Con un giro de su pala, Benny empujó un poco de arena a un lado, haciendo que el enorme dibujo del coche se destacara aún más. "¡Esto se ve increíble, Eliot!" rugió Benny, mientras los demás niños se reunían a su alrededor.
"¡Sí!" dijo una de las niñas, Ana. "¡Es el coche más colorido que jamás he visto!" Todos comenzaron a reír y a celebrar. Eliot se sintió muy orgulloso. Habían trabajado muy duro, y el esfuerzo había valido la pena.
Justo en ese momento, Mama y Papa llegaron al sitio de construcción. Eliot podía ver que estaban cansados, pero cuando miraron hacia el gran dibujo, sus caras se iluminaron como si hubieran visto un rayo de sol.
"¡Sorpresa!" gritaron los niños, saltando y aplaudiendo. Eliot sintió que su corazón se llenaba de felicidad.
"¡Es hermoso!" exclamó Mama, abrazando a Eliot. "¡Nunca había visto algo tan creativo!" Papa sonrió y se unió a ellos, "¡Esto es maravilloso, chicos! ¿Cómo lo hicieron?"
Eliot miró a Benny y a sus amigos. "Trabajamos en equipo y nunca nos rendimos," dijo Eliot con orgullo. "Todo fue posible gracias a Benny y a Zippy."
Zippy, que estaba grabando todo, dijo: "¡Y fue muy divertido! ¡Ahora tengo el video perfecto para mostrarles a todos!"
Entonces, Benny se rió y dijo: "Recuerden, amigos, a veces las cosas no salen como uno quiere. Pero si seguimos intentándolo, podemos lograr cosas grandes."
Los papás asintieron, entendiendo que el esfuerzo de los niños había creado algo especial. "Estamos tan orgullosos de ustedes," dijo Papa con una gran sonrisa. "Y ustedes nos han enseñado que nunca hay que rendirse."
Eliot miró a su alrededor, a sus amigos, a su familia y a Benny. Se dio cuenta de que cada uno había hecho su parte, y que juntos eran un gran equipo. "¡Sí, nunca te rindas!" gritó Eliot, levantando los brazos en señal de victoria.
El sol brillaba en el cielo mientras todos celebraban. Benny movió su pala, haciendo que la arena brillara bajo la luz. Zippy tomó un último video mientras todos bailaban y reían.
Esa tarde, en la Escuela de Construcción, no solo habían hecho un dibujo. Habían creado recuerdos y aprendido que, sin importar lo difícil que parezca algo, siempre hay una manera de lograrlo si no te rindes.
Y así, con corazones felices, todos sabían que juntos podían hacer cualquier cosa. ¡Fin!