Historia para Félix el niño valiente
En un pequeño pueblo rodeado de verdes prados y árboles susurrantes, un niño valiente llamado Félix exploraba cada rincón de su hogar. Con su cabello corto y negro que brillaba a la luz del sol, y sus ojos marrón oscuro llenos de curiosidad, Félix era conocido por todos como el aventurero del barrio. Cada día, después de terminar sus tareas, se lanzaba a la naturaleza, buscando nuevos secretos en los bosques o imaginando épicas batallas en sus videojuegos favoritos.
Un día, mientras caminaba por el bosque, Félix notó una ligera brisa que traía consigo un susurro misterioso. Siguió el sonido, y pronto se encontró frente a un espejo antiguo, cubierto de enredaderas y flores silvestres. El espejo reflejaba no solo su imagen, sino también algo extraño detrás de él. Intrigado, se acercó, y al tocar la superficie fría del cristal, esta comenzó a agitarse como si fuera agua.
—¡Mira, Leo! —gritó emocionado, llamando a su mejor amigo, que siempre llevaba su camiseta favorita de videojuegos. Leo corrió hacia él, con los ojos brillando de emoción.

—¿Qué has encontrado, Félix? —preguntó, mirando el espejo con asombro.
Pero antes de que pudiera responder, la superficie del espejo se rompió en mil pedazos, y de allí emergió una figura oscura, una versión distorsionada de Félix. Era más alto, con el cabello desordenado y ojos que brillaban con malicia.
—¡Yo soy el verdadero Félix! —gritó el oscuro, riendo con un eco que retumbó en el bosque.
Félix, asustado pero decidido, dio un paso atrás.
—¿Qué quieres de mí? —preguntó con valentía.

El Félix Malvado sonrió, mostrando una sonrisa torcida.
—Quiero que tomes mi lugar en este mundo. Aquí, todo es caos y desorden, y tú lo harás aún más divertido.
Félix sintió un escalofrío recorrerle la espalda, pero no podía permitir que eso sucediera. Pensó en su hogar, en su familia, y en cómo siempre había querido ser un héroe. Fue entonces cuando, de entre los arbustos, apareció Lira, una elfa mágica de cabello dorado y ojos verdes como esmeraldas.
—Félix, ¡ten cuidado! —advirtió mientras miraba con desconfianza al reflejo oscuro—. No puedes dejar que te engañe.

—¿Quién es ella? —preguntó el Félix Malvado, frunciendo el ceño.
—Soy Lira, y tengo una misión contigo —dijo la elfa con voz firme—. Este mundo alternativo no es solo un juego, es un desafío que debemos enfrentar juntos.
De repente, el ambiente cambió. El cielo se oscureció y el aire se volvió denso, como un manto de tristeza que cubría todo. Félix sintió cómo una sombra lo envolvía, y el eco de risas maliciosas resonaba a su alrededor.
—¡Esto no puede ser! —exclamó Leo, apareciendo detrás de Lira—. ¡Debemos encontrar la manera de regresar a nuestro mundo!
Félix miró a sus amigos, y sintió una chispa de esperanza en su corazón. Pero entonces, se dio cuenta de algo inquietante: cada uno de ellos tenía una versión oscura en este lugar.
—Lira, ¿qué pasará si... si yo también encuentro a mi doble? —preguntó, la preocupación llenando su voz.
—Tendremos que enfrentarlo, pero recuerda, la bondad es más poderosa que la oscuridad —contestó Lira, su mirada decidida.
Con un nuevo propósito, los tres amigos se prepararon para la aventura que les esperaba. Mientras cruzaban un sendero cubierto de sombras, un giro inesperado les aguardaba, y la verdad sobre el poder de la amabilidad estaba a punto de revelarse.
—Recuerda, Félix —dijo Lira mientras avanzaban—, siempre debemos ser amables, incluso con aquellos que parecen ser nuestros enemigos.
Y así, armados con valor y la promesa de amistad, se adentraron en el caos de aquel mundo alternativo, listos para enfrentar lo que vendría.
Félix, Lira y Leo avanzaron con paso firme, atravesando el sendero cubierto de sombras. El aire estaba cargado de una extraña energía, y cada paso que daban resonaba en el silencio del mundo alternativo. Después de un rato, llegaron a un claro iluminado por una luz tenue, donde aguardaban sus versiones malvadas.
Frente a ellos, el 'Félix Malvado' sonreía de manera burlona, su cabello desordenado danzando como si fuera un viento oscuro. A su lado, Lira se encontró con su doble, una elfa de mirada fría y distante, mientras que Leo se enfrentó a su reflejo, un niño que se cruzó de brazos y los miraba con desdén.
—¡Así que finalmente llegaron! —gritó el 'Félix Malvado'—. No hay forma de que puedan vencerme. ¡Soy más fuerte y más inteligente que ustedes!
Félix sintió un escalofrío recorrer su espalda. "¿Y si este es el final?" pensó. Pero de inmediato recordó las palabras de Lira: "La bondad es más poderosa que la oscuridad".
—No venimos a pelear —dijo Félix, su voz firme pero amable—. Venimos a hablar contigo, a mostrarte que hay otro camino.
El 'Félix Malvado' se detuvo, sorprendido, y su sonrisa se desvaneció un poco. Lira, con su voz suave y cálida, se acercó a su doble.

—Sabemos que hay algo bueno en ti. No tienes que ser cruel para ser fuerte.
—Sí —agregó Leo, mirando a su reflejo—. No tienes que jugar solo. La verdadera diversión está en compartirla con otros.
Los duplicados intercambiaron miradas confusas. Una tensión palpable llenaba el aire, pero Félix tomó una respiración profunda y dio un paso hacia adelante.
—Te entiendo, yo también he tenido momentos difíciles. Pero ser amable y abrir tu corazón puede hacerte más fuerte que cualquier cosa —dijo con sinceridad—. Sé tu mejor versión.
El 'Félix Malvado' se quedó en silencio, y sus ojos brillaron con un destello de duda. Lira y Leo se unieron a Félix, formando un círculo alrededor de sus duplicados, con sonrisas llenas de esperanza.
—¿Qué pasaría si intentamos ser amigos? —preguntó Lira suavemente—. Tal vez no tenemos que pelear.
En ese instante, una luz brillante comenzó a emanar de los corazones de los amigos. El brillo alcanzó a sus dobles, que empezaron a temblar, como si la oscuridad que los envolvía comenzara a desvanecerse. Los ojos oscuros del 'Félix Malvado' comenzaron a brillar con un nuevo resplandor.

—¿Amigos? —susurró, casi incrédulo.
Y así, en un estallido de luz mágica, los duplicados comenzaron a desaparecer, transformándose en destellos de colores que llenaron el claro de vida y alegría. El mundo alternativo se iluminó, convirtiéndose en un lugar vibrante lleno de flores brillantes, árboles danzantes y risas que resonaban en el aire.

—¡Lo hicimos! —gritó Leo, abrazando a sus amigos.
Félix sonrió, sintiéndose más valiente que nunca. Había aprendido que la verdadera fuerza no radica en pelear, sino en comprender y ser amable con los demás. Juntos, se tomaron de las manos y comenzaron a caminar de regreso, sintiendo que su hogar no solo estaba en su pueblo, sino también en sus corazones.
Al llegar a casa, el sol brillaba intensamente.
—¡Mira, el arcoíris! —exclamó Lira apuntando hacia el cielo.
—Sí, es como si el mundo nos celebrara —dijo Félix, sintiendo una profunda alegría.
—Prometamos algo —dijo Leo—. Siempre seremos amables, sin importar las circunstancias.
Félix asintió con entusiasmo.
—¡Sí! La amabilidad es nuestra superpotencia.
Y así, los tres amigos regresaron a su hogar, no solo como héroes, sino como campeones de la amistad y la bondad. Desde aquel día, sabían que la verdadera valentía se encontraba en el corazón, y que siempre debían ser amables, incluso con aquellos que parecían ser sus enemigos.