Historia para Jesus

En las calles bulliciosas de Ciudad Juarez brillaban las luces navideñas, pero en el corazón de un joven llamado Jesús, las cosas no eran tan brillantes. Jesús, con sus sueños de juventud y un corazón lleno de bondad, trabajaba incesantemente en una oficina. Él sentía que la rutina diaria estaba despojando la magia de la Navidad de las personas a su alrededor. Al mismo tiempo, en otra parte de la ciudad, un Santa Claus de una tienda departamental llamado Juan, había perdido la fe en la humanidad. Los dos se cruzaron en una tarde fría, cuando Jesús visitó la tienda departamental, y vio a Juan, tiritando en su traje de Santa.

Jesús y Juan comenzaron a encontrarse frecuentemente. Un día, Jesús le contó a Juan sobre una historia que había escuchado de su abuelo, la leyenda de Rudolph, el reno rojo. Según la leyenda, cada Navidad, Rudolph visita ciudades y pueblos, trayendo el espíritu de la Navidad a las personas. Decidieron juntos buscar la verdad detrás de Rudolph, esperando que pudiera restaurar la esperanza y la alegría. Durante su búsqueda, tuvieron que superar muchas dificultades y desafíos, incluyendo la incredulidad de la gente y sus propias dudas.

Después de una ardua búsqueda, en la víspera de Navidad, Jesús y Juan vieron un resplandor rojo en el cielo. Para su asombro, Rudolph descendió del cielo, su nariz roja como una llama. Rudolph les reveló que la verdadera magia de la Navidad no estaba en él, sino en sus corazones y en su bondad inquebrantable hacia otros. Esta revelación llenó sus corazones de furiosa alegría. Restauró la fe de Juan en la humanidad y reafirmó la creencia de Jesús en la magia de la Navidad.

La Navidad en Ciudad Juarez fue más vibrante que nunca. Jesús y Juan, con sus corazones llenos de alegría y amor, propagaron el espíritu navideño a todos a su alrededor. Juan, como Santa Claus, comenzó a tratar a todos con más amabilidad y Jesús, en su oficina, rompió la rutina con su espíritu animado. El espíritu de la Navidad resurgió en Ciudad Juarez y todos celebraron, recordando siempre la lección que habían aprendido: siempre hay que ser amable. Como cada año, Rudolph volvió al cielo, sabiendo que la magia de la Navidad había sido restaurada en los corazones de Juan y Jesús. Y así, la historia de Ciudad Juarez se llenó de luminosas luces y risas, demostrando que la verdadera magia de la Navidad vive en la bondad y en la creencia en lo imposible.