Historia para Paloma Neira
**Título: "Paloma y Sammy: La Muralla de la Seguridad"**

Capítulo 1: El Encuentro en el Palacio de Hielo
Era una mañana brillante y fresca en la ciudad. El sol salía lentamente, desperezándose detrás de grandes montañas, y en el centro del pueblo se alzaba el majestuoso Palacio de Hielo. Su fachada brillaba como un diamante, y los niños soñaban con deslizarse en sus resbaladizas pistas.
Paloma Neira, una niña de nueve años con cabello rizado y dos trenzas que saltaban de emoción, estaba ansiosa por explorar el Palacio. "¡Hoy será un gran día!" murmuró mientras corría con su mochila llena de bocadillos.
Al llegar, Paloma notó algo inusual. Un grupo de trabajadores estaba reunido alrededor de un cono naranja brillante. Era Sammy, el Cono de Seguridad, y tenía una manta de curiosidad sobre él.
—¡Hola, Sammy! —exclamó Paloma, acercándose emocionada—. ¿Qué estás haciendo aquí?
Sammy movió su parte superior, como si estuviera sonriendo. Aunque era solo un cono de tráfico, tenía una personalidad única. —¡Hola, Paloma! Estoy aquí con la cuadrilla de construcción. Vamos a construir una Muralla de Seguridad para que todos recuerden cómo mantenerse a salvo mientras se divierten.
Los ojos de Paloma brillaron. —¡Eso suena genial! ¿Qué tipo de consejos de seguridad vas a poner en la muralla?
—¡Muchísimos! —dijo Sammy, emocionado—. Consejos sobre cómo patinar con cuidado, sobre no correr cerca de la pista y también sobre usar equipo de protección. Todos deben saberlo.
Paloma pensó por un momento. No le gustaba ver a sus amigos lastimarse. —Creo que es una gran idea, Sammy. ¿Puedo ayudar?
Sammy titiló con alegría. —¡Claro! Con tu ayuda, podemos hacer que la muralla sea muy especial. Cada consejo puede tener una imagen divertida y colorida.
Paloma sintió que su corazón latía más rápido. —¡Hagámoslo! Pero necesitamos muchos colores y papel grande.
La cuadrilla de construcción, que escuchó la conversación, se acercó. Uno de los trabajadores, un hombre alto con un casco de seguridad amarillo, sonrió. —Podemos traerte los materiales, Paloma. ¿Te gustaría dibujar y pintar los consejos?

—¡Sí! —gritó Paloma, saltando de felicidad—. Esto será increíble.
Sammy se movió un poco de lado a lado, emocionado. —Primero, vamos a pensar en algunos consejos. ¿Cuál sería el primero?
Paloma se rasguñó la cabeza, pensando. —¡El primero debería ser sobre usar casco! Siempre hay que llevar casco mientras patinas.

—¡Excelente! —dijo Sammy—. Eso será lo primero que pongamos.
Con la ayuda de la cuadrilla, las cajas de papel y colores llegaron rápidamente. Paloma se sintió como una artista famosa. Miró a su alrededor, las pistas de hielo, los patinadores y, lo más importante, a Sammy, el amigo más valiente que podía tener.
—Vamos a hacer esto juntos, Sammy. —dijo Paloma, lista para comenzar a dar vida a su idea.
Y así, con el rayo de sol brillando y la alegría en el aire, comenzó la aventura de Paloma y Sammy. La creación de la Muralla de Seguridad estaba a punto de comenzar, y no solo sería un proyecto; sería una gran celebración de la amistad y la diversión segura.
El día apenas comenzaba, pero el brillo de la muralla de seguridad ya se podía ver reflejado en las sonrisas de Paloma y Sammy. Una gran aventura estaba a la vuelta de la esquina, y ambos estaban listos para enfrentarla juntos.

**Capítulo 2: Un Desafío Inesperado**
El sol apenas había recorrido un poco de su camino en el cielo, y la emoción de Paloma y Sammy crecía con cada minuto que pasaba. Con los colores listos y los carteles en blanco, la Muralla de Seguridad iba tomando forma, y los consejos de seguridad empezaban a brillar con vida.
Paloma estaba pintando un hermoso dibujo de un patinador usando un casco azul. Sammy estaba entusiasmado, moviendo su parte superior de un lado a otro.
—¡Mira, Sammy! —gritó Paloma, mostrando su trabajo—. ¿No es genial?

—¡Es perfecto! —respondió Sammy—. ¡Tienes mucho talento, Paloma!
De repente, un gran ruido interrumpió su alegría. Un grupo de jóvenes patinadores se acercó, riendo y haciendo piruetas sobre el hielo. Paloma sintió un escalofrío de preocupación. Sabía que algunos de ellos no usaban casco. Esto podría ser peligroso.
—¡Oigan! —gritó Paloma, intentando llamar su atención—. ¡Es importante que usen casco mientras patinan!
Pero los patinadores, llenos de energía, no la escuchaban. Uno de ellos, un chico con un gorro azul que parecía volar mientras giraba, se lanzó a hacer un truco espectacular, aterrizando de manera torpe y cayendo al suelo con un '¡plaf!'
—¡Oh no! —exclamó Paloma, corriendo hacia él. Sammy la siguió, moviéndose de un lado a otro con preocupación.
Cuando llegaron al patinador caído, él se levantó, sacudiéndose la nieve de su gorro y riendo. —¡Estoy bien! Solo fue un pequeño resbalón.
Paloma frunció el ceño. —Pero podrías haberte lastimado. Deberías usar casco. La seguridad es muy importante.
El chico se encogió de hombros. —¿Seguridad? Eso es aburrido. ¡Yo soy un experto en patinaje!
Sammy, sintiendo que era el momento de intervenir, se acercó al chico. —¡Hola! Soy Sammy, el Cono de Seguridad. Quizás no lo parezca, pero la seguridad puede ser muy divertida. ¡Mira lo que estamos haciendo aquí!
Sammy se puso frente a la Muralla de Seguridad, mostrando los coloridos dibujos y consejos que Paloma había creado. Los jóvenes comenzaron a mirar, interesados.
—¿Qué es eso? —preguntó una chica con coletas, apuntando hacia una imagen de un patinador feliz con un casco.
—Es nuestra Muralla de Seguridad —explicó Paloma—. Estamos haciendo que todos se sientan seguros mientras disfrutan en el Palacio de Hielo. ¿Quieren ayudarnos a hacer más dibujos y consejos?
Los patinadores miraron entre ellos, sorprendidos.

—No había pensado en eso —dijo el chico del gorro azul—. ¿Podemos ayudar?
—¡Claro! —respondió Sammy, rebosante de felicidad—. Cuantos más, mejor. ¡La seguridad es para todos!
Entonces, un giro inesperado ocurrió. Mientras comenzaban a trabajar juntos, uno de los patinadores, que había estado callado todo el tiempo, se asomó detrás de su grupo. Era un chico tímido, que llevaba gafas grandes.
—Siempre quise ser parte de algo, pero no sabía cómo… —dijo con voz baja—. ¿Está bien si me uno a ustedes?
—¡Por supuesto! —gritó Paloma, saliendo al frente—. Todos son bienvenidos. Cuantos más seamos, más divertido será.
Los patinadores, ahora emocionados, comenzaron a trabajar con Paloma y Sammy. Rieron, dibujaron y compartieron sus propias ideas. La Muralla de Seguridad creció y creció, llena de colores, dibujos locos y consejos divertidos.
Cuando el sol comenzó a ponerse, el Palacio de Hielo se llenó de risas y alegría. La Muralla de Seguridad no solo había reunido a todos, sino que también había creado una nueva amistad entre ellos.
—Esta es la mejor idea que he tenido —dijo Paloma, mirando a su alrededor—. ¿Quién diría que una Muralla de Seguridad podría juntar a tantas personas?
Sammy sonrió, moviendo su parte superior con entusiasmo. —La seguridad nunca había sido tan divertida. ¡Todos aprendieron algo importante hoy!
Y mientras el día terminaba, Paloma y Sammy sabían que habían creado algo especial. No solo una Muralla de Seguridad, sino una comunidad unida por la diversión y la protección. La aventura estaba lejos de acabar, pero esa era una historia que contarían para siempre.

### Capítulo Final: La Inauguración de la Muralla de Seguridad
El día de la gran inauguración llegó, y el Palacio de Hielo estaba lleno de emoción. Paloma se despertó temprano, su corazón palpitando de alegría. Había invitado a todos los patinadores y, con Sammy a su lado, estaba lista para ver cómo la Muralla de Seguridad cobraba vida.
—¡Sammy, es hoy! —exclamó Paloma mientras ataba su bufanda brillante—. ¿Estás listo para mostrarle al mundo lo que hemos creado?
—¡Listísimo! —respondió Sammy, moviendo su parte superior con entusiasmo—. No puedo esperar a ver sus reacciones. ¡Vamos a hacerlo genial!
Cuando llegaron al Palacio de Hielo, Paloma se sintió un poco nerviosa. Había un gran grupo de patinadores reunidos, todos miraban la Muralla de Seguridad. Paloma respiró hondo y sonrió.
—¡Hola, todos! —gritó Paloma con energía. —Hoy vamos a celebrar nuestra Muralla de Seguridad. ¡La hemos hecho juntos!
Los jóvenes patinadores aplaudieron y animaron, y el chico del gorro azul fue el primero en hablar. —Quiero agradecerte, Paloma. Nunca pensé que aprender sobre seguridad pudiera ser tan divertido.
—¡Sí! —añadió la chica de las coletas—. Me encantó dibujar los consejos y compartir ideas.
Paloma sonrió, sintiéndose más segura. —La seguridad es muy importante. Con nuestros dibujos, podemos cuidar de nosotros y de los que nos rodean.
Sammy, decidido a hacer su aporte, se puso frente a la Muralla y, usando su voz más fuerte, dijo: —¡Ahora, vamos a leer algunos de los consejos!

Los patinadores se acercaron, mirando emocionados.
—Aquí hay uno que dice: "Siempre usa casco, ¡tu cabeza te lo agradecerá!" —leyó Sammy, señalando un dibujo de un patinador con un gran casco azul.
Los chicos rieron, y el chico del gorro azul se pasó una mano por la cabeza, sonriendo. —¡Yo llevo mi casco siempre a partir de ahora!
Paloma continuó, señalando otros consejos. —Y aquí dice: "Si ves a alguien caer, ayuda con una sonrisa y un abrazo." ¡Así nos mantenemos unidos!
El grupo se sintió aún más conectado. Algunos comenzaron a compartir sus propias historias sobre momentos en los que se habían caído y cómo la ayuda de sus amigos los había hecho sonreír nuevamente.
—Y no olvidemos este consejo —dijo Sammy, señalando un dibujo colorido que Paloma había hecho—: "Diviértete y mantén la seguridad en mente." ¡La diversión y la seguridad pueden ir de la mano!
Con cada lectura, la risa y la alegría crecían. La Muralla de Seguridad se convirtió en un lugar de encuentro, una fuente de inspiración y una celebración de la amistad.
Al final del evento, Paloma se sintió muy feliz. Miró a su alrededor y vio caras sonrientes y corazones llenos.
—Gracias a todos por participar en este proyecto. Juntos hemos creado algo increíble —dijo Paloma, con lágrimas de felicidad en los ojos—. Nunca voy a olvidar este día.

—¡Nosotros tampoco! —gritaron los patinadores al unísono.
Y así, mientras el sol se ponía y el Palacio de Hielo brillaba con risas, Paloma y Sammy supieron que habían hecho más que construir una muralla. Habían creado un lugar donde la seguridad y la diversión podían coexistir, un lugar donde todos eran bienvenidos.

—Este es solo el comienzo, ¿verdad, Sammy? —dijo Paloma, mirando a su amigo.
—¡Así es! —respondió Sammy—. La aventura de la seguridad nunca termina. ¡Hagamos de cada día un día divertido y seguro!
Y juntos, Paloma y Sammy, el Cono de Seguridad, comenzaron a planear nuevas ideas, siempre recordando que lo más importante era disfrutar mientras cuidaban de los demás.
Y así, con una sonrisa en el rostro y el corazón lleno de alegría, cerraron la puerta del Palacio de Hielo, listos para la próxima aventura. Fin.