Historia para Zamira

Zamira y Julieta estaban jugando en el Patio de Abuela Rosario, disfrutando del sol y la brisa suave que soplaban por entre las hojas de los árboles. Ellas eran las únicas que sabían todos los secretos del patio. Conocían cada hoja, flor, y animal que lo habitaba. Pero algo estaba sucediendo, un extraño hombre de traje y corbata se había reunido con los abuelos.

Greeny, el árbol más grande y viejo del patio, se acercó a ellas con un tono preocupado. - ¿Habéis visto al extraño hombre que anda por aquí? - preguntó Greeny. - Sí, lo hemos visto, estaba hablando con los abuelos - respondió Julieta. Greeny frunció el ceño, - Ese hombre quiere construir un edificio enorme aquí, donde están nuestras raíces. Si lo permite, destruirá todo nuestro hogar. No podemos permitir que eso suceda.

Zamira asintió firmemente, - ¡Tenemos que hacer algo! ¡Este es nuestro hogar! Greeny sonrió, - Me alegra que entendáis la gravedad de la situación. Pero no podemos hacerlo solos, necesitamos tu ayuda. Juntos podemos impedir que destruyan nuestro hogar.

Los tres amigos se unieron para combatir el malvado plan del hombre de traje y corbata. ¿Lograrán salvar el Patio de Abuela Rosario? El día siguiente prometía ser emocionante.

Al día siguiente, Zamira, Julieta y Greeny se reunieron de nuevo para planear cómo detener el plan malvado del hombre de traje y corbata. Decidieron que lo primero que debían hacer era hablar con los demás árboles del patio y pedir su ayuda.

Fue entonces cuando se encontraron con un obstáculo inesperado. Los otros árboles no quisieron ayudarlos. ¿Por qué? Porque no confiaban en los niños. " ¿Cómo sabemos que no están locos? , " "¿Qué pueden hacer ellos que nosotros no podamos?", decían los otros árboles.

Zamira y Julieta se sintieron desanimadas. Greeny, sin embargo, no se rindió. Les recordó que no podían permitir que el hombre de traje y corbata destruyera su hogar. "Podemos hacer esto juntos", dijo firme.

Entonces, Zamira tuvo una idea. Les propuso a sus amigas que les llevaran patitos bebés. Sabía que algunos de los árboles del patio eran amigos de los patitos. Si los árboles los vieran jugando y divirtiéndose con ellos, tal vez tendrían más confianza en ellas. Julieta y Greeny aceptaron la idea entusiasmados.

Zamira y Julieta fueron a buscar los patitos bebés que se encontraban en el estanque del patio. Greeny, por su parte, se acercó a los demás árboles del patio y les explicó lo importante que era su hogar para todos. Les habló de los pájaros, las mariposas, las flores y los animales salvajes que vivían allí. Les pidió que confiaran en ellos y que trabajaran juntos para salvar su hogar.

Cuando regresaron Zamira y Julieta con los patitos, todos los árboles del patio se reunieron a su alrededor. Los patitos comenzaron a nadar en el estanque y los árboles se divirtieron viéndolos jugar. Con esto, los demás árboles empezaron a confiar más en los niños.

La idea de Zamira había funcionado. El equipo ahora estaba completo. ¿Qué pasará ahora? ¿Lograrán salvar el Patio de Abuela Rosario?

Juntos, Zamira, Julieta, Greeny y los otros árboles idearon un ingenioso plan para detener al hombre de traje y corbata. Zamira les dijo que el hombre era muy codicioso y que lo único que le importaba era el dinero. Así que decidieron hacerle creer que el Patio de Abuela Rosario no tenía valor alguno.

Con la ayuda de Greeny, los árboles y las plantas del patio se pusieron de acuerdo para fingir que estaban enfermos y que no podían producir más frutas ni flores. También retiraron todos los animales del patio, incluyendo los patitos bebés.

Al día siguiente, el hombre de traje y corbata llegó al patio para ver si estaba listo para construir su edificio. Quedó sorprendido al encontrar que todo el lugar parecía estar enfermo y muerto, sin rastro de vida en ninguna parte.

Zamira dio un paso al frente y dijo: "Este lugar nunca ha tenido valor para ti, ¿verdad? Pues bien, ahora es todo tuyo. Nosotros ya no queremos estar aquí".

El hombre de traje y corbata se sintió confundido. No entiendía por qué todo parecía haber cambiado. Pero al final, decidió abandonar su plan para construir el edificio.

Zamira, Julieta y Greeny se sintieron felices al ver que habían logrado salvar su hogar con la ayuda de los demás árboles del patio.

Desde aquel día en adelante, todos los árboles del patio se convirtieron en amigos de Zamira, Julieta y Greeny. El lugar se llenó de vida nuevamente y nunca más volvieron a tener miedo de defender su hogar juntos.