Historia para Gabriela

### Título: **Gabriela y Greeny el Árbol**
Era un hermoso día en el parque. El sol brillaba y las aves cantaban alegres. En una esquina del parque, había un árbol muy especial llamado Greeny. Sus hojas eran de un verde brillante, y su tronco era fuerte y robusto. Greeny tenía muchos amigos, pero su mejor amiga era una niña de cuatro años llamada Gabriela. Gabriela tenía un cabello rizado que parecía un nido de pájaros y una risa que llenaba el aire de alegría.
Una mañana, Gabriela llegó al parque con su amigo Alonso. "¡Mira, Alonso! ¡Greeny está más verde que nunca!" exclamó Gabriela, saltando de felicidad. Alonso asintió, mirando con curiosidad al árbol.
“Hola, Gabriela. Hola, Alonso”, susurró Greeny con su voz suave como el viento. “Hoy siento que es un buen día para jugar”.

"¡Sí!" gritaron los niños al unísono.
Gabriela corrió hacia Greeny y lo abrazó con fuerza. "¿Qué haremos hoy, Greeny?"
"Podemos contar historias", sugirió Greeny. “Tengo muchas historias de cuando era joven. Pero… también tengo un secreto muy importante”.
Gabriela y Alonso se miraron intrigados. “¿Un secreto?” preguntó Alonso con los ojos muy abiertos.
“Sí”, continuó Greeny, “hay un hombre que quiere cortarme y construir una gran casa aquí. Pero este lugar es especial. ¡Necesitamos salvarlo!”
"¡Oh no!" exclamó Gabriela, apretando los puños. “No podemos dejar que eso pase.”

“¿Qué haremos, Greeny?” preguntó Alonso, sintiendo que su corazón latía rápido.
“Necesitamos reunir a todos nuestros amigos del parque. Juntos, somos más fuertes”, dijo Greeny, moviendo sus ramas como si estuviera animando a los niños. “Podemos mostrarle a ese hombre lo importante que es este lugar”.
Gabriela sonrió, su cabecita llena de ideas. “¡Sí! ¡Haremos un gran plan!”

Alonso saltó de emoción. “¡Yo puedo ayudar a hablar con los otros niños!”
Greeny sintió un gran calor en su corazón de árbol. “Juntos, haremos un equipo formidable. ¡Empecemos!”
Así, los tres amigos comenzaron su aventura, su risa se mezclaba con el canto de las aves y el susurro del viento. El parque no solo era un lugar donde jugar, sino un hogar que necesitaba protección.
Mientras el sol brillaba más intensamente, Gabriela, Alonso y Greeny se preparaban para unirse a todos sus amigos. Lo que no sabían era que su viaje para salvar su querido parque apenas estaba comenzando.

### Capítulo 2: El Gran Desafío
Era un nuevo día en el parque. El sol se asomaba entre las nubes, y el aire olía a flores. Gabriela, Alonso y Greeny se habían reunido con muchos amigos: niños, pájaros y hasta alguna ardilla curiosa que asomaba su nariz desde detrás de un tronco. Todos estaban listos para hacer un plan y proteger su hogar.
"Primero necesitamos saber quién es ese hombre y qué quiere", dijo Gabriela, mirando a sus amigos con seriedad. “¿Alguien lo ha visto?”
“Sí, yo lo vi”, gritó una ardilla que se llamaba Chirpy, moviendo su cola. “Él viene con un gran sombrero negro y unas herramientas. Se ve muy serio”.
“Necesitamos hablar con él”, sugirió Alonso, un poco nervioso. “Pero… ¿cómo lo hacemos?”
“Yo tengo una idea”, dijo Greeny, moviendo sus hojas de un lado a otro. “Vamos a hacer un cartel grande, ¡así podremos atraer su atención!”.

“¡Buena idea!” exclamó Gabriela. “Podemos dibujar lo que amamos de este lugar”.
Así, se pusieron manos a la obra. Usaron hojas, flores y muchas piedras de colores para hacer un gran cartel que decía: “¡Amamos nuestro parque! ¡Por favor, no lo cortes!”
Cuando terminaron, el cartel era hermoso, lleno de colores y dibujos. Los niños estaban muy orgullosos. Pero en medio de la alegría, un ruido fuerte resonó en el aire.
“¡Mira, allá viene!” gritó Chirpy, señalando con su pequeña patita al hombre del sombrero negro. Gabriela, Alonso y Greeny se escondieron detrás de un arbusto, llenos de miedo y emoción al mismo tiempo.
El hombre se acercó, mirando el cartel con sorpresa. “¿Qué es esto?” murmuró, frunciendo el ceño. “¿Niños? ¿Arbolitos? Esto tiene que desaparecer”.
Gabriela respiró hondo y, con un poco de valentía, salió de su escondite. “¡Espera! ¡No puedes cortar a Greeny! Este es nuestro hogar, y a todos nos gusta jugar aquí.”
El hombre se quedó quieto. “¿Qué sabes tú de lo que es un hogar?” preguntó, con una voz dura. “Yo quiero construir algo grande y bonito”.
Alonso también salió, sacudiendo sus manos. “¡Pero este lugar es especial! ¡Mira el árbol y todos nuestros amigos! Si cortas a Greeny, nos estarás quitando nuestro hogar también”.
El hombre se detuvo un momento, sorprendiendo a los niños. Pero, de repente, un sonido inesperado llenó el aire. ¡El viento comenzó a soplar fuerte! Las hojas de Greeny comenzaron a moverse y a susurrar como si el árbol también estuviera hablando.
“¡Escucha, amigo! Mi sombra te puede dar un lugar fresco, mis hojas te dan aire limpio, y mis ramas han hecho hogares a muchos pájaros. Este parque es un lugar lleno de vida y amor”, dijo Greeny con un eco de esperanza.

El hombre se rascó la cabeza, confundido. “Nunca lo había pensado así”.
De repente, una bandada de pájaros llegó volando, llenando el cielo de color. Uno de ellos, un pequeño loro verde llamado Lucho, se posó en la rama de Greeny y dijo: “¡Este lugar es mágico, señor! ¡Si corta a Greeny, se irá la magia! ¡No habrá más risas, ni juegos, ni amigos!”.
Gabriela y Alonso miraron al hombre con esperanza. “Si decides no cortar a Greeny, ¡te prometemos que todos estaremos aquí para cuidar y amar este lugar!”.
El hombre miró a su alrededor, a los niños, al árbol, y a la belleza del parque. Era un desafío difícil. “No sé si puedo, quiero construir algo que la gente ame”, dijo con una voz dudosa.
Justo en ese momento, el sol brilló más fuerte, iluminando a todos con su calidez. Y así, un giro inesperado había comenzado. El hombre estaba empezando a ver el parque de una manera diferente. ¿Qué decisión tomará ahora?
Gabriela, Alonso y Greeny esperaban, con el corazón latiendo de esperanza, listos para enfrentar lo que venía. ¡Juntos, podían cambiar el mundo!

### Capítulo 3: La Decisión del Hombre
El hombre del sombrero negro se quedó allí, contemplando el hermoso paisaje. Los colores del parque danzaban frente a sus ojos, llenos de vida y alegría. Gabriela y Alonso, con la mano en la mano, miraban a su amigo Greeny, que se movía suavemente con la brisa, como si estuviera animando a todos.
"¿Sabes?", comenzó el hombre, su voz ahora más suave. "Nunca había pensado en todo lo que significa este lugar. Solo quería algo grande y brillante. Pero parece que aquí hay algo aún más valioso".
“¡Sí!”, gritó Gabriela, iluminada por la emoción. “Este parque es nuestro hogar. Aquí jugamos, reímos y hacemos amigos. Greeny es parte de nosotros”.
Alonso añadió, “Y si decides quedarte, ¡podemos ayudarte a hacer algo bonito sin destruirlo!”.
Los ojos del hombre se abrieron como platos. “¿De verdad? ¿Pueden ayudarme a construir algo que haga feliz a la gente sin cortar a Greeny?”

“¡Claro que sí!”, respondieron los niños al unísono, entusiasmados.
“Podemos hacer un jardín donde la gente pueda venir a jugar y aprender sobre las plantas y los árboles”, sugirió Gabriela, mientras imaginaba flores de colores y mariposas volando.
“Y podemos hacer un área para los pájaros, así siempre estarán aquí”, añadió Alonso, saltando de alegría.
El hombre sonrió, y su rostro se iluminó. “Eso suena maravilloso. Nunca pensé en un parque diferente, ¡pero me gusta!”.
Greeny se movió con alegría, su susurro entre las hojas sonó como una melodía. “¡Juntos haremos que este lugar brille aún más!”.
“¿Entonces no vas a cortar a Greeny?”, preguntó Chirpy desde su escondite en un árbol cercano.
“¡No, no lo haré!”, respondió el hombre con una gran sonrisa. “¡Voy a ayudar a cuidar de este lugar!”.
Los niños vitorearon, llenos de alegría. Gabriela y Alonso se abrazaron, y todos los amigos del parque, desde pájaros hasta ardillas, comenzaron a celebrar.
“¡Vamos a trabajar juntos!”, clamó Gabriela, dando un pequeño salto. “Haremos un parque aún más hermoso”.
Así, empezaron a planificar. Los niños, guiados por Greeny y el hombre, comenzaron a dibujar un mapa del nuevo parque. Se imaginaban un lugar lleno de flores, un pequeño estanque para jugar y un área de juegos.
Con cada idea, la emoción crecía. Las risas llenaban el aire mientras los amigos formaban un equipo especial: **El Equipo Verde**.
Días y semanas pasaron, y juntos trabajaron codo a codo. El hombre, que una vez había sido un villano, ahora se convirtió en un gran amigo. Plantaron semillas, construyeron juegos y cuidaron de numerosos árboles y flores.
Y así, el parque se convirtió en un lugar mágico donde todos podían jugar, aprender y ser felices. Greeny se llenaba de alegría al ver a tantas risas y sonrisas alrededor.
Finalmente, llegó el día de la gran inauguración. Todos se reunieron en el parque, donde las flores brillaban y los pájaros cantaban. El hombre con el sombrero negro, ahora lleno de felicidad, se puso frente a todos.
“Gracias a todos ustedes y a este hermoso árbol, he aprendido lo importante que es cuidar nuestro hogar”, dijo con una voz fuerte y clara. “¡Bienvenidos a nuestro nuevo parque lleno de vida!”.
Todos aplaudieron y vitorearon, mientras Greeny se mecía en el viento, orgulloso de ser parte de la historia.
“¡Viva el parque! ¡Viva Greeny!”, gritaba Gabriela, con el sol brillando sobre ella. Y en ese momento, supieron que juntos, podían hacer del mundo un lugar mejor.
Y así, el parque con su jardín, lleno de vida, risas y amor, continuó creciendo, un lugar donde la amistad siempre florecería.
