El Encantado El la montaña
En las escarpadas laderas de El la montaña, bajo un cielo pintado con tonos de azul y púrpura, burbujeaba la alegre algarabía de un pueblo que nunca duerme. Este no era un pueblo común, era hogar de Santa Claus y sus diligentemente trabajadores elfos. Entre adoquines de jengibre y faroles de caramelo, cada rincón de la aldea brillaba con los preparativos de la próxima Navidad.