Historia para Gabriela, Gabriel, Sergio

Título de la historia: "Mowgli aprende a nadar"

Capítulo 1: La aventura comienza

Mowgli, el niño criado en la selva por los lobos, estaba ansioso por aprender a nadar. Había visto a muchos animales en el agua: los hipopótamos sumergiéndose en el río, las garzas pescando en las pequeñas lagunas y las libélulas patinando sobre la superficie.
Un día, mientras exploraba la selva, se encontró con una familia de nutrias jugando en un arroyo. A Mowgli le gustó verlos deslizándose por el agua y saltando en la orilla. Se acercó a ellos con curiosidad y las nutrias lo saludaron con amabilidad.

"¡Hola, pequeño amigo!", dijo la nutria mayor. "¿Qué haces por aquí?"

"Mowgli quiere aprender a nadar", respondió el niño con una sonrisa tímida.

"Oh, eso es genial", exclamó la nutria. "¡Nosotros podemos ayudarte!"

Entonces, las nutrias comenzaron a enseñar a Mowgli los movimientos básicos. Le mostraron cómo patalear con las piernas y agitar los brazos en el agua. Mowgli los imitó como pudo, pero sintió que le faltaba equilibrio y coordinación.
"No te preocupes, pequeño amigo", dijo la nutria mayor consoladoramente. "La natación es difícil al principio, pero con práctica mejorarás. Los niños como tú son muy valientes y perseverantes".
Mientras tanto, otras criaturas de la selva se habían unido al grupo. Un par de monos se columpiaban en las lianas, una familia de patos nadaba por el arroyo y un cocodrilo asomaba la cabeza en la superficie.
Todos ellos animaban a Mowgli y le daban consejos. "Debes relajarte y respirar profundo", dijo el cocodrilo con su voz grave. "Mantén la calma y controla tus movimientos", agregó la madre pata.
Mowgli se sentía muy feliz de tener tantos amigos en la selva y de aprender algo nuevo. Se esforzó por seguir practicando y poco a poco fue mejorando. Las nutrias lo alentaban y le daban palmaditas en el hombro.
"¡Muy bien, Mowgli!", dijo la nutria mayor. "Ya estás nadando como un pez. Ahora, podemos divertirnos juntos".
Todos se sumergieron en el agua y jugaron a perseguirse, a hacer burbujas y a saltar por encima de las rocas. Mowgli se sentía como un pez en el agua y se rió con alegría.
"¡Esto es lo mejor que he aprendido en la selva!", dijo Mowgli, agradecido. "Muchas gracias por ayudarme, amigos".
Las nutrias y los demás animales sonrieron y lo abrazaron. La aventura de Mowgli había comenzado y él sabía que tendría más experiencias emocionantes en la selva.

Capítulo 2: La prueba de fuego

Mowgli volvía casi a diario al arroyo para jugar y nadar con sus amigos nutrias y otros animales. Su confianza en el agua había aumentado, pero aún no se sentía seguro en el río más grande que cruzaba la selva. El río parecía más profundo y más peligroso, y la corriente era más fuerte.
Un día, Mowgli decidió que era hora de enfrentar su miedo y probar sus habilidades en el río. Se lo dijo a sus amigos nutrias y ellos lo alentaron.
"¡Vas a hacerlo muy bien, Mowgli!", dijo la nutria mayor. "Pero recuerda, siempre ten cuidado y nunca tomes riesgos innecesarios".
Mowgli se acercó al río con cautela y se metió con cuidado en el agua. La corriente era fuerte y lo empujaba hacia abajo. Mowgli comenzó a patalear y a agitar los brazos, pero parecía que no avanzaba.

"¡Mowgli, ten cuidado!", gritó la nutria mayor.

En ese momento, un grupo de pescados amistosos se acercó a él y le dio la idea de dejarse llevar por la corriente hacia la orilla opuesta. Los pescados le explicaron que la corriente era más fuerte en el centro del río, pero que cerca de las orillas era más suave.
Mowgli siguió su consejo y empezó a dejarse llevar hacia la orilla opuesta. De repente, sintió que algo le agarraba la pierna. Era un fuerte remolino que lo arrastró hacia el fondo del río.
Mowgli comenzó a luchar, pero ya no podía respirar. Se estaba ahogando. En ese momento, un grupo de nutrias y un simpático grupo de anguilas que también eran amigas de Mowgli aparecieron.
Lo asistieron en su rescate y lograron salvarlo. Mowgli estaba tembloroso, pero agradecido.
"Mowgli, por favor, no trates de hacer cosas peligrosas otra vez" dijo la nutria mayor preocupada.
Mowgli aprendió su lección ese día y nunca se metió en el agua sin tomar precauciones. Pero también se dio cuenta de que tenía muchos amigos en la selva que lo ayudarían en cualquier momento y él se sintió feliz.
Mowgli regresó a su hogar en la selva con una sonrisa en la cara. Estaba emocionado por haber superado su miedo al río y por haber aprendido a nadar. También estaba agradecido por todos los amigos que había hecho en la selva.

Cuando llegó a su hogar, vio a su amigo Baloo sentado en la entrada.

"¡Mowgli, qué alegría verte!", dijo Baloo. "¿Cómo estuvo tu día en el río?"

"¡Fue increíble, Baloo! Aprendí a nadar mejor y también aprendí una lección muy importante sobre ser cuidadoso", dijo Mowgli emocionado.
"Me alegra escuchar eso, Mowgli", dijo Baloo con una sonrisa. "Recuerda siempre ser cuidadoso en la selva y nunca tomar riesgos innecesarios".
Mowgli asintió y se dio cuenta de lo importante que era escuchar los consejos de sus amigos. Se sentía afortunado de tener amigos como Baloo, la nutria mayor y todos los otros animales en la selva.
Esa noche, Mowgli se acostó en su cama con una sonrisa en la cara. Había aprendido una valiosa lección y había hecho muchos amigos en la selva. Estaba agradecido por todas las aventuras y experiencias que había tenido y estaba emocionado por lo que vendría en el futuro.
Con esa felicidad en su corazón, Mowgli cerró los ojos y se quedó dormido, listo para enfrentar cualquier cosa que la selva le trajera en el futuro.

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