Historia para Anto & Maxi

En la colorida ciudad de Caracas, un grupo de niños ansiosos corría apresuradamente por sus salas de clase. El día de hoy era especial; un famoso inventor, Nikola Tesla, estaba de visita. Anto, una alegre niña de 7 años, y su hermanito Maxi, un curioso niño de 4 años, estaban emocionados. Habían oído sobre las maravillosas invenciones de Tesla y su amor por la luz brillante.

Su mundo era, como la vida misma, lleno de colores brillantes, sonrisas radiantes, sonidos cacofónicos de risas y una eterna fascinación por lo desconocido. Anto, la más sabia y reflexiva, siempre estaba dispuesta a aprender, mientras que Maxi, el más aventurero, buscaba la acción y la emoción.

El aire vibraba con la expectativa cuando Tesla entró en la sala. Comenzó a hablar del fabuloso poder de la corriente alterna, y la habitación se llenó de murmullos emocionados. En un dramático giro, Tesla mostró la acción de la corriente alterna, iluminando la habitación con una deslumbrante exhibición de electricidad.

Anto quedó asombrada; Maxi, embriagado por el espectáculo, saltó de su asiento. Pronto, sin embargo, una de las lámparas parpadeó y se apagó. Tesla parecía desconcertado. ¿Cómo podrían aprender los niños si la luz no funcionaba?

Anto, usando lo que Tesla había enseñado, dedujo que el problema debía ser una interrupción en el flujo de electricidad. Maxi, siempre listo para una misión, se adelantó para buscar la causa. Luego de unos momentos de tensión, Maxi encontró un cable suelto detrás de una cortina y lo reparó. ¡La luz volvió!

Tesla, maravillado por la valentía y la inteligencia de los hermanos, aplaudió con entusiasmo. Los niños habían demostrado que habían aprendido su lección, y él no podía haber estado más orgulloso. La habitación estalló en un aplauso enérgico para Anto y Maxi.

Finalmente, con una sonrisa en su rostro, Tesla felicitó a los niños. Alentó a todos a seguir aprendiendo, experimentando y buscando la belleza en el mundo. Los ojos de Anto y Maxi brillaban con un sueño de futuras invenciones. En ese día, no solo habían aprendido sobre electricidad y corriente alterna, sino que habían descubierto su poder interior para cambiar las cosas.

Y así, con la pulida Caracas bajo la danza de estrellas parpadeantes, Anto y Maxi se fueron a dormir, sus mentes zumbando con posibilidades y sueños de grandes invenciones. La visita de Nikola Tesla marcó el comienzo de sus aventuras, y su historia recién comenzaba.