Historia para Engel

Capítulo 1: "Un encuentro en la antigua ciudad"

En la antigua ciudad de Maulbronn, en el corazón de Alemania, un niño de ocho años con audaces ojos azules y rizos dorados como el sol vespertino, llamado Engel, vivía una vida llena de asombro y curiosidad. Tan vibrante como una pompa de jabón giratoria, Engel siempre perseguía el conocimiento con una risa en su rostro y un resplandor en sus ojos.
En el corazón de la ciudad, oculto detrás de torres cubiertas de enredaderas y calles empedradas, se encontraba un antiguo laboratorio que pertenecía a un hombre de renombre mundial, el gran invento, Albert Einstein.
Un día, mientras Engel exploraba la ciudad, se tropezó con este laboratorio. Cautelosamente abrió la puerta y, para su asombro, encontró al hirsuto Einstein, con sus ojos brillantes y su bigote espeso, inmerso en sus trabajos.

Capítulo 2: "Lecciones del genio"

Intrigado por la aparición repentina del niño, Einstein sonrió y decidió compartir con Engel algunas de sus invenciones más asombrosas. Habló sobre su teoría de la relatividad, desplegando las maravillas del universo como si fueran un gigantesco rompecabezas cósmico y su revolucionario trabajo sobre el efecto fotoeléctrico que allanó el camino para la tecnología moderna.
Engel, aunque inicialmente abrumado, rápidamente se quedó fascinado por las maravillas concisas que contaba Einstein. Pero entonces, surgió un problema. Para ilustrar el efecto fotoeléctrico, Einstein necesitaba una lámpara específica guardada en una estantería alta y polvorienta, y él era demasiado viejo para trepar.

Capítulo 3: "El desafío superado"

Engel vio la oportunidad de contribuir. Después de un rápido vistazo a la estantería y un par de intentos fallidos, ideó un plan. Construyó una torre de libros y taburetes hasta que finalmente llegó a la lámpara. Su risa de triunfo llenó el laboratorio mientras descendía con la lámpara en su mano.
Einstein aplaudió y colocó la lámpara en su lugar. Iluminó la habitación y mostró cómo los fotones de la bombilla expulsaban los electrones del metal, una perfecta demostración del efecto fotoeléctrico. Engel estaba fascinado, había aprendido de la ciencia y también superado un desafío.

Capítulo 4: "El niño y el genio"

Con una sonrisa de satisfacción en su cara y una chispa renovada en sus ojos, Engel se despidió de Einstein, prometiendo volver al laboratorio para aprender más. Caminó de regreso a su casa con sus pensamientos girando en torno a la teoría de la relatividad y el efecto fotoeléctrico.
De regreso a casa, y en los días que siguieron, Engel compartió sus nuevas aventuras y el conocimiento que había adquirido con los niños del vecindario. Todos quedaron asombrados por las historias de Einstein y se inspiraron para buscar el conocimiento con el mismo fervor que Engel.
La valiosa experiencia de Engel con Einstein no sólo le enseñó los secretos del universo, sino que también le enseñó que, con ingenio y determinación, un niño podría alcanzar grandes alturas, literal y figurativamente. Y así, con una ambición renovada y un corazón lleno de sueños, Engel se propuso su próxima aventura.

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