Historia para Rocita

Título: Rocita y la Batalla del Fénix

Capítulo 1: El incendio

Rocita estaba jugando al fútbol en la pradera cuando vio una gran columna de humo negro ascendiendo hacia el cielo. Se detuvo en seco y miró fijamente el horizonte, preocupada.
"¡Algo terrible está sucediendo!", pensó mientras corría hacia su hogar, donde su madre y su hermana estaban preparando la cena. "¡Tenemos que ayudar!"
Al llegar a la cueva, Rocita descubrió que el bosque que rodeaba su hogar estaba ardiendo. El fuego se propagaba rápidamente, devorando todo a su paso. Rocita se asustó, pero también se sintió valiente. Se acercó a su madre, quien estaba preocupada por su pueblo, a pesar del peligro.

"Mamá, ¿qué está pasando?", Preguntó Rocita, tratando de mantener la calma.

"Un fénix legendario ha llegado al reino y está causando estragos", respondió su madre. "Es un pájaro mágico que puede controlar el fuego y está incendiando todo lo que encuentra a su paso".
Rocita entendió la gravedad de la situación. Si la criatura no fuera detenida, toda la tierra de los dragones se convertiría en cenizas. Y, aunque ella era solo una niña, sabía que tenía que hacer algo al respecto.
"Mamá, yo puedo ayudar", dijo Rocita con decisión. "Soy una dragona de agua, puedo extinguir el fuego".
"¡Por supuesto que puedes!" respondió su madre con orgullo. "Pero debes ser cuidadosa, el fénix es muy poderoso".
Con una plena determinación, Rocita se preparó para la tarea que tenía por delante. Extendió sus alas y voló hacia la aldea cercana, donde el fénix estaba aterrorizando a los habitantes con sus llamas.
"¡Detente, fénix!", gritó Rocita con valentía. "Deja de incendiar nuestra tierra".
El fénix no se detuvo y se preparó para lanzar un gran ataque de fuego. Pero Rocita se movió rápidamente y, con su agua fresca, apagó las llamas. El fénix se sorprendió, pero rápidamente recuperó su compostura y empezó a atacar de nuevo.
La batalla fue intensa y duró varias horas, pero Rocita no se rindió. Ella era ágil y rápida, y usó toda su fuerza para proteger a su pueblo. Finalmente, después de un esfuerzo enorme, Rocita logró vencer al fénix. Sus llamas se apagaron, pero Rocita aún no estaba satisfecha.
"¿Por qué has estado causando tanto daño?", preguntó Rocita al fénix, quien nunca había hablado antes.
El fénix miró a la dragona con tristeza. "Lo siento", respondió, "no quería hacer daño a nadie. Solo quería proteger mi hogar".
Después de eso, Rocita supo que no era solo importante luchar contra el enemigo, sino también ser amable y compasivo. Con su ayuda, los dragones y el fénix trabajaron juntos para reconstruir su hogar y vivir en paz.
Y así, Rocita aprendió que la amabilidad es la clave para resolver cualquier problema.

Capítulo 2: El giro inesperado

Después de la batalla con el fénix, Rocita y su familia estaban felices de volver a casa. Pero al llegar a su cueva, notaron algo extraño. La entrada estaba abierta y había señales de que alguien había estado allí.

"Mamá, papá, ¿ustedes han abierto la entrada?", preguntó Rocita.

"No, no hemos estado aquí todo el día", respondió su madre con una mirada preocupada.
Rocita y su familia entraron con cautela. Al principio, parecía que nada había sido robado o dañado, pero entonces Rocita notó que su colección de dibujos estaba en desorden. Al acercarse, vio que algunos de sus dibujos habían desaparecido.

"¡Alguien ha robado mis dibujos!", gritó Rocita, con lágrimas en los ojos.

Su madre y su hermana comenzaron a buscar por todas partes, pero no encontraron ninguna pista. Rocita estaba desesperada. Sus dibujos eran muy importantes para ella y no podía creer que alguien los hubiera robado.
"Debemos encontrar al ladrón y recuperar tus dibujos", dijo su madre, tratando de calmarla.
Juntos, Rocita y su familia comenzaron a investigar. Hablaron con los dragones de la aldea y buscaron pistas en el bosque incendiado. Fue entonces cuando encontraron una pista que los llevó a un extraño objeto en la cueva.
Era un amuleto con forma de fénix. Rocita lo reconoció de inmediato. Había visto a alguien con un objeto similar durante la batalla. Y entonces, lo supieron: El ladrón había sido el fénix.
"¿Por qué habría robado mis dibujos?", se preguntó Rocita. "¿Qué quería el fénix?"
Su madre pensó por un momento y luego dijo: "Creo que el fénix quería algo que estaba dibujado en tus dibujos, algo que podría ayudarle a proteger su hogar".
Juntos, Rocita y su familia decidieron llevarle los dibujos al fénix. Cuando lo encontraron, el fénix estaba llorando. "Lo siento mucho", dijo. "No tenía intención de lastimarte".
Rocita entendió que el fénix solo había querido proteger a su pueblo, al igual que ella había querido proteger a su familia y su hogar. Entonces, le entregó los dibujos y le dijo: "Está bien, fénix, puedes usar mis dibujos para proteger tu hogar. Pero, por favor, no los robes de nuevo. Podemos ayudarnos mutuamente".
El fénix asintió y agradeció a Rocita por su amabilidad. Y así, Rocita entendió aún más la importancia de ser amable con los demás, incluso con aquellos que podrían considerarse enemigos.
Juntos, Rocita y su familia volvieron a casa, felices de haber resuelto el misterio del ladrón y de haber ayudado al fénix. Y aunque Rocita había perdido algunos de sus dibujos, seguía teniendo muchos más para compartir y continuar dibujando.
Después del episodio, Rocita se convirtió en una defensora aún más férrea de la amabilidad. Comenzó a repartir sonrisas y palabras amables a todos los dragones de la aldea, incluso a aquellos que no conocía bien. Y para su sorpresa, comenzó a recibir sonrisas y amabilidad a cambio.
Un día, mientras jugaba al fútbol con sus amigos, Rocita recibió una visita inesperada. Era el fénix, que venía a agradecerle una vez más por su amabilidad y también para invitarla a jugar fútbol con él y sus amigos.
Rocita se emocionó y aceptó la invitación. Juntos jugaron y se divirtieron, y Rocita se dio cuenta de que la amabilidad y la bondad pueden crear amistades inesperadas.
Desde entonces, Rocita siguió siendo amable y gentil con todos los que conoció. Y aunque tuvo algunas dificultades y desafíos en su camino, siempre supo que la amabilidad y la gentileza eran la mejor manera de superarlos.
Y así, la pequeña dragona Rocita aprendió una gran lección: siempre sé amable, incluso con aquellos que parecen diferentes o extraños. Porque la amabilidad puede crear amistades inesperadas y ayudar a salvar un hogar, o incluso un reino entero.

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