Historia para Cris

Título: La búsqueda del tesoro perdido.
Cris era una hada princesa de diez años que vivía en un reino muy lejano. A ella le encantaba la magia y el amor, pero sobre todo, le gustaba soñar con aventuras emocionantes.
Un día, mientras paseaba por el bosque mágico, se encontró con un anciano sabio que le contó la leyenda de un tesoro perdido que yacía en una isla lejana. Cris no podía evitar emocionarse al escuchar la historia y decidió que tenía que encontrar ese tesoro.
El anciano sabio le advirtió que el camino no sería fácil, que habría muchos obstáculos en su camino, pero que si perseveraba, llegaría a su destino. Con una sonrisa en el rostro, Cris aceptó el desafío y se dispuso a encontrar el tesoro perdido.
Mientras se preparaba para su viaje, recordó las palabras del anciano sabio: "Nunca te rindas". Sabía que encontrar el tesoro sería difícil, pero estaba decidida a no rendirse.
Cris se despidió de su reino y se adentró en el bosque, dispuesta a enfrentar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino. ¿Encontraría el tesoro perdido? ¿Superaría los desafíos que se presentaran en su camino? Todo lo que Cris sabía con certeza era que estaba lista para la aventura que la esperaba.
Cris caminó durante días, atravesando montañas y selvas espesas, pero finalmente llegó a la costa. Allí encontró un barco y decidió tomarlo prestado para llegar a la isla donde se encontraba el tesoro perdido.
Cris se embarcó en su viaje, y durante varios días navegó por el mar abierto. Sin embargo, de repente, el clima cambió drásticamente y una tormenta se desató. Las olas del océano eran tan grandes que el barco de Cris se tambaleaba peligrosamente.
Cris intentó hacer todo lo posible para mantener el barco a flote, pero la tormenta era demasiado fuerte. De repente, un rayo impactó en el mástil del barco, partiéndolo en dos. Cris cayó al agua y luchó por mantenerse a flote.
Pero entonces, algo inesperado sucedió. Un grupo de delfines se acercó a ella y la ayudó a subir a su lomo. Juntos, nadaron hacia la costa de la isla donde se encontraba el tesoro perdido.
Cris estaba agradecida por la ayuda de los delfines y, sabiendo que nunca se rendiría, decidió seguir adelante en su búsqueda del tesoro. Ahora, con nuevos amigos y compañeros de viaje, se dispuso a explorar la isla y descubrir qué otros desafíos se presentarían en su camino.
La lluvia había parado y el sol brillaba en el cielo. Cris y los delfines saltaban entre las olas del mar mientras se dirigían hacia una hermosa cascada que caía desde lo alto de una montaña. La había visto en un mapa y sabía que era el lugar donde debía buscar la entrada al tesoro.
Cris saltó del lomo de los delfines y corrió hacia la cascada. Pronto encontró la entrada, una cueva detrás de la cascada. La cueva estaba oscura, pero gracias a su magia, Cris pudo crear una pequeña bola de luz que iluminaba el camino.
Mientras avanzaba por la cueva, Cris encontró varias trampas peligrosas. Pero con su astucia e ingenio, logró sortearlas todas sin problemas.
Finalmente, llegó al final de la cueva y encontró el tesoro perdido. Era una gran caja de oro, brillante y reluciente, llena de joyas y monedas.
Cris no podía creerlo, había encontrado el tesoro que tanto buscaba. Pero lo más importante, había aprendido una gran lección. Sabía que nunca debía rendirse, incluso en los momentos más difíciles. Y también supo que nunca estaría sola, ya que siempre tendría amigos y compañeros de viaje para ayudarla.
Con el tesoro en sus manos, Cris regresó a casa en el barco que había utilizado para llegar a la isla. Los delfines la escoltaron hasta la costa y luego desaparecieron en el mar.
Cris llegó a casa, feliz y orgullosa de su aventura. Ahora, cada vez que se sentía frustrada o tentada a renunciar, recordaba lo que había aprendido durante su viaje. Y siempre sonreía, sabiendo que nunca más se rendiría.