Historia para Safae
Título: La Brújula Mágica

Capítulo 1: Perdido en un Bosque Encantado
Safae, el perro policía, estaba atareado patrullando la ciudad cuando escuchó un llanto débil que venía desde un callejón oscuro. Con su agudo sentido del oído, pudo detectar a un niño sollozando en un rincón. Safae se acercó con cuidado y vio a un pequeño humano perdido.

- Hola, pequeño. ¿Estás bien? -preguntó Safae con suavidad.
El niño levantó la mirada y sollozó aún más fuerte al ver a Safae. Parecía asustado, confundido y desorientado. Safae se acercó un poco más y notó que el niño llevaba una extraña brújula en sus manos.
- Ah, veo que tienes una brújula mágica -dijo Safae mientras señalaba el objeto-. ¿Puedo verla?
El niño asintió con la cabeza y le tendió la brújula. Safae la examinó con atención y notó que la aguja no apuntaba en ninguna dirección clara. En su lugar, parecía girar y cambiar de posición constantemente. Safae se dio cuenta de que la brújula era mágica y que podría ayudar al niño a encontrar su camino de regreso a casa.
- Escucha, pequeño. Esta brújula puede ayudarnos a encontrar el camino de regreso a tu hogar. ¿Quieres que te ayude a encontrar tu camino?
El niño asintió con la cabeza y Safae tomó la brújula en su boca. La aguja comenzó a girar cada vez más rápido y Safae se dio cuenta de que no estaba apuntando a la ciudad en la que se encontraban. La brújula estaba llevando al niño a través de un oscuro y frondoso bosque. Safae sabía que sería peligroso aventurarse en ese bosque, pero no podía dejar al niño perdido y solo.
- Bien, pequeño. Vamos a seguir esta brújula mágica y encontrar tu camino de regreso a casa -anunció Safae mientras comenzaba a caminar hacia el bosque.
El niño se aferró a Safae y juntos se adentraron en el misterioso bosque. La brújula mágica los llevó a través de senderos tortuosos, ríos cristalinos y praderas floridas. Safae estaba maravillado con las criaturas mágicas que encontraron en el camino, pero siempre mantuvo un ojo alerta para proteger al niño.
Finalmente, después de un largo viaje, la brújula mágica los llevó a la entrada del bosque encantado. Safae sabía que tendrían que cruzar a través de varios otros reinos mágicos para llegar a casa del niño. Pero con la brújula mágica a su lado, Safae estaba seguro de que encontrarían el camino de regreso a casa.
- Bien, pequeño. Aquí es donde comienza nuestra verdadera aventura -dijo Safae mientras se preparaba para cruzar el umbral del bosque encantado junto al niño.
Moral de la historia: Siempre di la verdad porque no puedes confiar en un mentiroso.

Capítulo 2: El Desafío del Río de Fuego
Safae y el niño siguieron caminando por el bosque encantado, pero a medida que avanzaban, la brújula mágica se hacía cada vez más errática. La aguja giraba sin rumbo fijo en todas direcciones, lo que significaba que estaban ingresando a un territorio desconocido.
De repente, el bosque se abrió hacia un río ancho y caudaloso, que brillaba con un intenso fuego rojo. Safae sabía que aquel era el río de fuego, que separaba el bosque encantado del Reino de los Demonios.
- ¡Oh no! -exclamó Safae-, ¿cómo cruzaremos este río ardiente?
El niño tembló de miedo, pero Safae se agachó y lo tranquilizó.

- No te preocupes, pequeño. Encontraremos una manera de cruzar.
De repente, una sombra oscura apareció detrás de ellos. Era un pequeño demonio alado que los miraba con diversión.
- ¿Qué hacen dos intrusos en mi Reino? -gritó el demonio-. ¡El río de fuego es mi territorio y no dejaré que lo crucen!

Safae pensó rápido y dijo:
- Lo siento, señor Demonio. Estamos perdidos y solo intentamos encontrar nuestro camino a casa.
El demonio no pareció convencido, pero Safae sabía que tenía que hacer algo para distraerlo.
- ¿Por qué no nos enseña cómo cruzar el río de fuego? -preguntó Safae al demonio.
A su pesar, el demonio les enseñó un hechizo que permitiría al niño y a Safae cruzar el río de fuego. Pero cuando lo intentaron, algo salió mal y en su lugar, apareció un portal que los transportó a un nuevo reino mágico.
Safae se preguntó si esa era una señal de que estaban más cerca del hogar del niño o simplemente un giro inesperado en su aventura.
- Bueno, pequeño -dijo Safae-, parece que debemos seguir adelante y ver a dónde nos lleva este portal.
El niño asintió, sin darse cuenta de que, detrás de ellos aparecía la figura de un misterioso mago que observaba la situación con curiosidad.
El mago apareció enfrente del niño y Safae, con un libro antiguo en sus manos y una sonrisa en su rostro.
- Hola, pequeño. Veo que tienes una brújula mágica. ¿Me permites echar un vistazo?
El niño asintió y le entregó la brújula al mago. Este la estudió detenidamente y luego se la devolvió con una sonrisa.
- Interesante. Esta brújula tiene un gran poder para encontrar el camino, pero necesitas saber cómo usarla correctamente. Te enseñaré el truco.
El mago pasó unos minutos con el niño y Safae, enseñándoles cómo usar la brújula mágica para encontrar su camino a casa. Pronto descubrieron que solo necesitaban seguir la dirección de sus corazones y la verdad.
Finalmente, después de un largo camino, Safae y el niño llegaron a un hermoso prado lleno de flores y árboles frutales. Allí encontraron a la madre del niño, quien los recibió con los brazos abiertos y una sonrisa en su rostro.
- ¡Mi hijo! -exclamó la madre del niño-, ¡Pensé que lo había perdido para siempre!
Pero el niño no pudo evitar sentirse un poco triste por dejar a su amigo Safae.
- ¿No podemos llevar a Safae con nosotros? -preguntó el niño.

La madre del niño comprendió y tomó una decisión.
- Escucha, Safae. Eres un perro valiente y maravilloso, y has ayudado a mi hijo a volver a casa. Me gustaría ofrecerte un trabajo como oficial de policía aquí, para que puedas quedarte con nosotros y ayudar a proteger nuestro reino.
Safae aceptó con gusto y se unió a la fuerza policial local, protegiendo el reino con su astucia y valentía. Y aunque extrañaba al niño, sabía que habían sido amigos para siempre y que siempre tendrían un lugar especial en su corazón.
La moraleja de la historia es: "Di siempre la verdad porque no se puede confiar en un mentiroso". Y Safae, el perro policía, había aprendido esa lección de la manera más difícil y se había convertido en un verdadero héroe.