Historia para Sergio

Sergio era un pequeño dinosaurio T-Rex que trabajaba como conductor de helados en su camión de hielo. Siempre estaba contento cuando veía las sonrisas de los niños cuando les entregaba un delicioso cono de helado.

Un día, mientras conducía por un vecindario nuevo, Sergio notó un agujero en la cerca detrás de una casa. Decidió investigar, pensando que tal vez podría encontrar algún lugar genial para vender helados. Mientras se acercaba al agujero, su perro Pipo lo siguió de cerca y su hermana Majo lo animó desde el camión.

Sergio pasó por el agujero en la cerca y se encontró con algo increíble: un túnel secreto bajo la tierra. Con curiosidad, decidió explorar. A medida que avanzaba, el túnel comenzó a brillar con un resplandor de colores brillantes y al final del pasaje, lo que vio lo dejó sin aliento: ¡un mundo encantado hecho completamente de helado!

El corazón de Sergio latía con fuerza. ¿Cómo podría ser posible un lugar tan asombroso? Sin pensarlo dos veces, comenzó a explorar este nuevo mundo de helado, con Pipo correteando detrás de él. Con cada paso, Sergio descubría nuevos sabores y formas que nunca había visto antes. Había conos de helado tan grandes como árboles, helados con forma de animales y paisajes hechos completamente de nieve dulce.

De repente, un grupo de pingüinos que parecían hablar comenzaron a llamarlo. Se acercaron a él y, con una pequeña reverencia, le ofrecieron un jarabe especial para sus helados. Sergio lo agradeció, encantado de haber conocido a estos simpáticos pingüinos.

Mientras se adentraba más y más en la tierra de los helados, Sergio recordó la promesa que había hecho a su madre. Él tenía que estar en casa antes del atardecer. Con tristeza, decidió regresar a casa, pero prometió a los pingüinos volver a visitarlos pronto.

Sergio corrió de regreso a través del túnel, con Pipo siguiéndolo de cerca. Al salir, notó que la luz del sol empezaba a desvanecerse. Corrió de regreso a su camión de helados y condujo tan rápido como pudo para regresar a casa.

Cuando llegó, su madre Karina lo estaba esperando. Sergio se disculpó y prometió que nunca más se retrasaría. A pesar de que estaba agotado de su aventura, Sergio se durmió con una sonrisa en su rostro, soñando con volver a la increíble tierra de los helados.

Al día siguiente, Sergio se levantó emocionado para regresar a la tierra encantada de los helados. Después de haber prometido volver a ver a los simpáticos pingüinos, estaba ansioso por explorar más de aquel lugar maravilloso. Sin embargo, su madre lo recordó de nuevo que tenía algunas tareas que hacer antes de poder salir. Sergio se apresuró a hacer sus responsabilidades y luego se dirigió al camión de helados de inmediato.

Cuando llegó a la casa cerca del agujero de la cerca, se dio cuenta de que algo estaba raro: la cerca había sido tapada y el agujero se había cubierto con ramas y hojas. ¡Algo extraño estaba definitivamente sucediendo! Sergio y Pipo empezaron a buscar un nuevo camino para entrar a la tierra encantada y, después de un rato, encontraron lo que parecía ser una entrada secreta detrás de un gran árbol.

Al ingresar, Sergio y Pipo notaron que algo estaba mal: no había rastros de los sabrosos helados ni de los amables pingüinos. En su lugar, encontraron a una gran oveja de chocolate que les bloqueaba el camino. La oveja estaba llorando y les contó que una cruel bruja le había quitado todo el chocolate de su cuerpo, dejándola débil y triste.

Sergio y Pipo supieron en ese instante que la bruja había llegado a la tierra encantada de los helados y había hecho travesuras. Así que, sin vacilar, prometieron ayudar a la oveja a recuperar su chocolate y enfrentar a la bruja malvada. Así que empezaron a buscar por todas partes y, después de un tiempo, encontraron la guarida de la bruja.

Con mucho cuidado, Sergio y Pipo entraron a la guarida y, para su sorpresa, encontraron a los pingüinos atrapados en una jaula de cristal y a la cruella bruja justo en frente de ellos. Sergio decidió enfrentarse a la bruja él mismo y, con valentía, usó el jarabe especial que los pingüinos le habían dado para crear un enorme charco de helado debajo de la bruja.

La bruja quedó atrapada en el helado y no pudo moverse. Sergio y Pipo rescataron a los pingüinos y regresaron a la oveja su chocolate. La tierra encantada de los helados estaba en paz de nuevo.

Al final, Sergio recordó la promesa que había hecho a su madre: mantener sus promesas y respetar los límites. Entonces regresó a casa, satisfecho de haber cumplido su promesa y de haber salvado a la tierra encantada de los helados de la malvada bruja.

En casa, Sergio se encontró con su madre, su padre y su hermana mayor Majo. Todos se dieron cuenta de que Sergio había estado en una gran aventura, pero no sabían exactamente lo que había pasado. Entonces, Sergio les contó toda su historia, desde la tapa en la cerca hasta el enfrentamiento con la bruja malvada.

Todos los miembros de la familia de Sergio estaban impresionados y felices de que Sergio hubiera sido tan valiente. Karina, su madre, le preguntó a Sergio si había aprendido algo durante su aventura. Sergio recordó la moral de la historia: mantener sus promesas y respetar los límites.

Karina estaba impresionada por la forma en que Sergio había mantenido su promesa de regresar a la tierra encantada de los helados y ayudar a los habitantes. Todos los miembros de la familia de Sergio estaban orgullosos de su valentía y se pusieron a celebrar juntos con algunos helados del camión de helados.

La familia de Sergio agradeció a Dios por llevarlo de vuelta a salvo y por darle la sabiduría de ayudar a los demás. Sergio aprendió que la valentía no siempre es fácil, pero que hay recompensas maravillosas por ayudar a los demás y hacer lo correcto. Fue uno de los días más emocionantes de su vida, y Sergio estaba agradecido por su familia y la tierra encantada de los helados.