Historia para Jesus & MAXIMO

Título: "Galileo y los Niños Curiosos"

Capítulo 1: La Invitación de Galileo

Jesus y MAXIMO asistían a la Escuela donde Galileo Galilei era conocido por ser un brillante inventor y científico. Un día, mientras se encontraban en su clase de Ciencias, los niños notaron que el profesor estaba distraído y pensativo.

"¿Qué sucede, profesor Galileo?" preguntó Jesus con curiosidad.

Galileo se volvió hacia ellos y les sonrió. "Tengo una sorpresa para todos ustedes", respondió.
Los niños se emocionaron y comenzaron a susurrar entre ellos, tratando de adivinar qué clase de sorpresa les tendría preparado Galileo.
"Síganme", dijo Galileo, y comenzó a caminar hacia el patio trasero de la Escuela.
Los niños lo siguieron, curiosos, y allí vieron una especie de estructura extraña, grande y alargada cubierta con una tela.

"¿Qué es eso, profesor Galileo?" preguntó MAXIMO.

Galileo sonrió de nuevo, emocionado. "Esto es mi último invento", dijo. "Es un telescopio".
Los niños se acercaron emocionados y, con gestos cuidadosos, Galileo les mostró cómo funcionaba. Mirando por el lente, pudieron ver la luna y las estrellas, más cerca que nunca.

"¡Es increíble!" dijo Jesus con asombro.

"¿Podemos ver más?" preguntó MAXIMO.

Galileo asintió entusiasmado. "Por supuesto, hay mucho más que ver. Pero primero, dejadme contarles sobre las estrellas y los planetas".
Los niños se sentaron a su alrededor, completamente fascinados mientras Galileo les hablaba de las maravillas del universo. Esperaban ansiosos la próxima aventura que Galileo les tendría preparada.

CONTINUARÁ...

Capítulo 2: El desafío de la observación

La siguiente semana, Galileo invitó a los niños a su casa para mostrarles cómo construirían su propio telescopio. Los niños se emocionaron al escuchar la noticia y se encontraron con Galileo en su jardín.
"¡Hola, niños!" saludó Galileo con una sonrisa cálida. "Hoy vamos a construir nuestros propios telescopios. ¿Estáis listos?"
Los niños asintieron emocionados mientras Galileo les explicaba los materiales necesarios y cómo debían unirse.
En poco tiempo, los niños habían construido sus propios telescopios y Galileo les pidió que los llevaran a casa y que observaran el cielo nocturno.
"Quiero que observéis todo lo que podáis, desde las estrellas hasta los planetas", dijo Galileo. "Y la próxima semana, traedme vuestros informes de observación".
Los niños asintieron y se fueron emocionados a casa. Jesús y MAXIMO estuvieron observando durante la semana, pero el cielo estaba nublado y no pudieron ver nada. Estaban bastante preocupados.

"¿Qué vamos a hacer?", preguntó MAXIMO preocupado.

Jesús recordó algo que Galileo había dicho esa tarde: "Si no podéis ver nada esta semana, no os preocupéis. Siempre hay otra oportunidad".
Jesús le contó a MAXIMO sobre sus investigaciones en la biblioteca de la ciudad. Encontraron un libro sobre la astronomía y leyeron sobre las fases de la luna y los diferentes planetas.
Finalmente, la semana pasó y los niños se reunieron con Galileo. Estaban nerviosos porque no habían visto nada, pero Galileo les recibió con una sonrisa.

"Bien, niños, ¿qué habéis observado esta semana?" preguntó Galileo.

Jesús y MAXIMO explicaron su situación y cómo habían leído sobre los planetas y las fases de la luna en lugar de observarlos. Se sintieron bastante mal por no poder cumplir con sus tareas.
"Pero, profesor Galileo, la semana que viene, podremos mostrarle cómo hemos observado", dijo Jesús con determinación.
Galileo parecía impresionado por la iniciativa de los niños y finalmente sonrió. "Muy bien, niños. La próxima semana, espero ver mucho más que solo informes de observación", dijo Galileo.
Los niños se fueron de allí sintiéndose aliviados y más decididos que nunca a observar el cielo nocturno la próxima semana.
La siguiente semana, Jesús y MAXIMO estaban listos para mostrar a Galileo lo que habían visto. Habían pasado horas observando las estrellas, los planetas y la luna. Habían aprendido mucho sobre el cielo nocturno y estaban ansiosos por compartir sus descubrimientos.
Cuando llegaron a la casa de Galileo, lo saludaron con una sonrisa y le entregaron sus informes de observación. Pero también quisieron mostrarle lo que habían visto.
Jesús y MAXIMO sacaron sus telescopios y señalaron las estrellas y los planetas que habían observado. Galileo estaba asombrado por lo que los niños habían descubierto y cómo habían utilizado su habilidad para aprender y aplicar lo que habían aprendido.
"Jesús y MAXIMO, son unos astrónomos increíbles", dijo Galileo con una gran sonrisa. "Estoy muy orgulloso de vosotros".
Los niños se sintieron muy felices y se miraron uno al otro con una gran sonrisa. Habían aprendido mucho sobre el cielo nocturno y habían demostrado que con determinación, se pueden lograr grandes cosas.
Fue una experiencia maravillosa para los niños, y aprendieron mucho gracias a la sabiduría y el ingenio de Galileo. Ahora, podían mirar al cielo nocturno con una apreciación y un conocimiento que nunca habían tenido antes. Y todo gracias a Galileo y a su telescopio.

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