Historia para Santiago
Título: El pequeño dragón que no sabía escupir fuego

Capítulo 1:
Había una vez, en un hermoso bosque lleno de magia y criaturas mágicas, un pequeño dragón llamado Santiago. A diferencia de otros dragones, Santiago era un dragón de hielo y no podía escupir fuego. Esto lo hacía sentir muy diferente y un poco triste, porque todos los demás dragones se burlaban de él.
Un día, mientras observaba a los otros dragones escupir fuego, Santiago decidió que no iba a dejar que sus diferencias lo impidieran hacer lo que deseaba. Quería ser capaz de escupir fuego, y estaba decidido a hacerlo.
Así que, con lágrimas en los ojos, Santiago se despidió de su familia y emprendió una emocionante aventura para descubrir cómo escupir fuego. Mientras caminaba por el bosque, se encontró con una sabia tortuga que pudo sentir su tristeza y decidió ayudarlo.
La tortuga le dijo a Santiago que para aprender cómo escupir fuego, debía primero encontrar una llamarada de fuego. Le recomendó que hablara con el hada de los bosques, que seguramente conocía el camino hacia la llamarada.
Entonces, Santiago con gran determinación, decidió seguir el consejo de la tortuga y buscar el hada de los bosques. Después de caminar durante horas, finalmente llegó al lugar donde ella vivía. El hada era una criatura hermosa y amable que inmediatamente se conectó con Santiago.
Le explicó que, para encontrar la llamarada de fuego, debía enfrentar tres desafíos. El primero era trepar una colina muy empinada sin escalas. El segundo era cruzar un río peligroso lleno de criaturas peligrosas. Y el tercero y último era encontrar una manera de llegar al otro lado de un fuerte viento que soplaba en una cueva oscura.
Santiago estaba muy asustado, pero sabía que no podía rendirse ahora. Si quería aprender a escupir fuego, tendría que enfrentar estos desafíos. Con las palabras de aliento del hada de los bosques, Santiago se dirigió hacia su primer desafío: trepar la empinada colina.
El pequeño dragón comenzó a subir la colina, pero fue difícil y estaba agotado. Sin embargo, sabía que no podía rendirse, ¡y así continuó subiendo! ¿Podría Santiago superar todos los desafíos y aprender a escupir fuego? Solo el tiempo lo dirá…

Capítulo 2:
Después de trepar la colina empinada, Santiago se encontró en el borde de un río peligroso. El río estaba lleno de criaturas extrañas y peligrosas, y no había un puente para cruzarlo. Santiago no sabía cómo iba a cruzar.
Entonces recordó las palabras del hada de los bosques: "Siempre hay una manera de superar los desafíos si buscas lo suficiente". Con esta idea en mente, Santiago comenzó a caminar a lo largo del río buscando una solución.
Después de caminar por un tiempo, Santiago encontró un bote abandonado cerca del río. La idea de usar el bote le vino a la mente y decidió que era su única opción. Sin embargo, el bote había estado vacío por un tiempo y estaba en muy mal estado. Santiago tendría que repararlo antes de poder usarlo.
Con determinación, Santiago utilizó sus garras para reparar el bote. Después de varias horas de trabajo duro, finalmente estaba listo para su aventura en el río. Con un hondo suspiro, Santiago remó hacia el centro del río.
A medida que avanzaba, notó que las criaturas peligrosas se reunían a su alrededor, y comenzaron a intentar volcar el bote. Santiago tenía miedo, pero se mantuvo concentrado y remó con toda su fuerza. Finalmente, logró cruzar el río y localizó la cueva oscura.
Cuando Santiago intentó entrar en la cueva, se encontró con un fuerte viento que soplaba hacia él y lo empujó hacia atrás. Parecía imposible entrar en la cueva, pero Santiago no se rindió y buscó una solución.
Fue entonces cuando notó una hendidura en la pared de la cueva. Si pudiera meterse en esa hendidura, pensó que podría proporcionarle un punto de apoyo para resistir el viento. Con prudencia, Santiago se movió hacia la hendidura y se acomodó allí.
El viento sopló con fuerza, pero Santiago se mantuvo firme y eventualmente superó el desafío del viento. Finalmente, llegó al otro lado de la cueva y allí estaba la llamarada de fuego.
Santiago estaba emocionado cuando vio la llamarada y, sin pensarlo dos veces, abrió su boca y escupió fuego. Se sentía alegre, y sabía que había logrado lo que parecía imposible. Con lágrimas en los ojos, agradeció al hada de los bosques y comenzó su viaje de vuelta a casa.
Pero en su viaje de regreso, Santiago se enfrentaría a un giro inesperado que cambiaría su vida para siempre ...
Mientras Santiago descendía por la colina con una sonrisa en su rostro, se encontró con un pequeño cachorro de oso polar que había perdido a su madre. El cachorro estaba temblando de frío y parecía asustado. Santiago sabía que no podía dejar al cachorro solo y decidió llevarlo consigo.
Después de todo, Santiago también había pasado por momentos difíciles en su búsqueda para aprender a respirar fuego, y sabía lo importante que era tener a alguien que te acompañara en tiempos difíciles.
Así que Santiago tomó al cachorro bajo su ala y lo llevó de regreso a casa con él. Cuando llegaron, Santiago y el cachorro de oso se abrazaron y se dieron cuenta de que habían formado un lazo profundo durante su viaje.
Santiago se dio cuenta de que nunca se habría encontrado con el oso polar si no hubiera ido en busca de su propio desafío. Estaba agradecido por el viaje y por haber encontrado a su nuevo amigo. Ahora, Santiago sabía que nunca se rindiría y que siempre buscaría aventuras emocionantes con su nuevo amigo a su lado.
Desde ese día en adelante, Santiago y el cachorro de oso polar pasaron cada día juntos, aventurándose en el mundo y enfrentando cada desafío juntos, recordando siempre la lección más importante que Santiago había aprendido en ese día: nunca te rindas, y siempre busca aventuras emocionantes con aquellos que amas.