Historia para Josefina

Era una mañana llena de sol en Campo, un pequeño pueblo de Italia. Josefina, una niña de cinco años con grandes ojos llenos de curiosidad y una cola de caballo, se encontraba jugando en el parque principal. De repente, vio a una figura sujetando un gran tubo apuntando al cielo.

"Ese señor parece abuelo Galileo de mi libro de cuentos" pensó Josefina, parpadeando sus ojitos brillantes. Se acercó con timidez a la figura, quien volteó a verla y sonrió amablemente. "Soy Galileo Galilei, inventor y científico. ¿Quieres aprender algo nuevo hoy, Josefina?" dijo él, al reconocer la curiosidad en los ojos de la pequeña.

Galileo le mostró a Josefina su telescopio, un tubo largo con lentes en los extremos. "Con esto, puedo ver los planetas y las estrellas muy de cerca" explicó Galileo. De repente, un gato saltó al tejado de una casa, asustando a un pájaro que voló directo hacia el telescopio. Josefina se preocupó, pero Galileo simplemente se rio y dijo: "Parece que tenemos un reto, debemos arreglar el telescopio".

Junto a Galileo, Josefina aprendió cómo se construye un telescopio. Trabajó arduamente, bajo la orientación de Galileo, y aunque a veces era difícil, nunca dejó de intentar. Finalmente, lograron reparar el telescopio, y Josefina sintió una enorme satisfacción. "¿Ves cómo el trabajo duro puede superar cualquier obstáculo?" dijo Galileo, y ambos rieron mientras el pájaro volaba libre en el cielo.

"Quiero que tengas algo, Josefina," dijo Galileo, entregándole un pequeño telescopio que había hecho para ella. "El cielo es grande y lleno de maravillas, nunca dejes de explorarlo."

Volviendo a casa, Josefina admiró su nuevo telescopio sintiendo una alegría inmensa. Había aprendido mucho de Galileo y estaba emocionada por explorar más por sí misma. Esa noche, apuntó su telescopio a las estrellas, prometiendo que, al igual que Galileo, nunca dejaría de aprender y descubrir.