Historia para Justina Ellie

Título: El dragón cambiante

Capítulo 1: Descubriendo los colores

Había una vez un pequeño dragón llamado Justina Ellie. Como todos los demás dragones en su familia, Justina era un dragón de luz, lo que significaba que podía emitir brillantes destellos de luz cuando quería. Pero un día, mientras jugaba en el bosque con su gato Mamau, Justina descubrió algo asombroso.
"¡Mira, Mamau!" Justina gritó emocionada mientras se transformaba en un color verde intenso, desapareciendo en el follaje detrás de ella. Mamau, confundido, comenzó a buscar a Justina hasta que finalmente encontró un par de ojos amarillos que se asomaban entre las hojas. Justina había aprendido a cambiar de color como un camaleón para fundirse con su entorno.
Justina estaba emocionada y pasó el resto de la tarde practicando su habilidad de cambio de color. Se mimetizó con los árboles, las flores e incluso con su gato. Pero cuando regresó a casa, su madre Abi y su padre Gastón se preocuparon al ver que su hija había desaparecido.
"¡Justina, estás bien!" su madre gritó al verla aparecer. "Me asustaste mucho, ¿dónde estuviste?"
Justina explicó lo que había descubierto y demostró su habilidad cambiando de color delante de sus padres impresionados.
"¡Eso es maravilloso, querida!" dijo su padre, "pero recuerda, con grandes poderes vienen grandes responsabilidades. Si estás cambiando de color, asegúrate de no asustar a los demás dragones o animales."
Justina asintió enérgicamente, prometiendo ser respetuosa y compasiva con los demás mientras disfrutaba de su nueva habilidad emocionante.
"¡Es maravilloso ser un dragón cambiante!" exclamó Justina mientras se acurrucaba con su gato Mamau y una sonrisa en su rostro.

Capítulo 2: El desafío

Justina Ellie estaba emocionada de probar su nueva habilidad de cambio de color en su próximo vuelo. Hizo un repaso mental de los colores que había practicado y se aseguró de recordar no asustar a los demás mientras se movía alrededor de ellos.
Justina volaba felizmente por el bosque. Cambiaba de color de árbol en árbol, y de flor en flor. Estaba disfrutando de su nueva habilidad. Pero de repente, escuchó un ruido extraño detrás de un árbol.
Justina se acercó sigilosamente y se transformó en un color marrón oscuro para mezclarse con las raíces. Observó cautelosamente y vio a un grupo de conejos jugando cerca de un río. Justina quería jugar con ellos. Se transformó en un color verde para mezclarse con la hierba y se acercó a ellos, pero los conejos huyeron asustados.
Justina se sintió triste, no esperaba que los conejos se asustaran de ella. De repente, un pequeño conejo apareció del que Justina no se asustó. El conejo comenzó a hablar con Justina y le dijo que aunque ella se veía diferente, todavía era un gran dragón.

"¿Por qué te escondiste?" preguntó Justina.

"Porque no sabía quién eras y no quería correr ningún peligro", contestó el conejo.

"Lo siento mucho, no quise asustarte", se disculpó Justina.

"No hay problema", dijo el conejo, "pero recuerda, aunque puedas cambiar de color, no deberías perder tu verdadero ser".
Justina recordó las palabras del pequeño conejo mientras volvía a casa. Se dio cuenta de que no importa cuánto cambie, ella siempre será Justina Ellie, una amigable dragoncita de luz que ama a los animales y a su familia. Se sintió afortunada y agradecida por su nueva habilidad y prometió usarla con sabiduría.
Justina Ellie regresó a casa y se encontró con su familia y su mascota Mamau. Les contó todo lo que había aprendido y cómo había usado su nueva habilidad en el bosque. Les mostró su habilidad de cambiar de color y se sintió feliz de ver la sorpresa y el asombro en los ojos de su familia.
Abi y Gastón estaban muy orgullosos de su hija y le dijeron que era un modelo a seguir para todos los dragones jóvenes. Mamau también parecía estar contento con su nueva habilidad y comenzó a jugar con ella en su forma verde.
Justina se sintió feliz y segura de sí misma, sabiendo que siempre sería ella misma, independientemente de su capacidad para cambiar de color. Se dio cuenta de que no tenía que esconderse y que podía ser diferente a los demás y aún así ser aceptada.
Con su nueva confianza, Justina Ellie se dispuso a explorar el mundo con su familia y sus amigos. Sabía que podía utilizar su capacidad para cambiar de color para proteger a los animales y a su hogar, pero también sabía que siempre sería ella misma, una dragoncita amigable y respetuosa con los demás.
Y así, Justina Ellie y su familia vivieron felices para siempre, y ella siempre recordó las palabras del pequeño conejo: "Aunque puedas cambiar de color, no debes perder tu verdadero ser".

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