Historia para ADRIÁN

Título: El dispositivo de Leonardo

Capítulo 1: Un extraordinario visitante

ADRIÁN estaba sentado en su pupitre, mirando distraído por la ventana, cuando vio una figura alta y delgada caminando hacia la puerta de su salón de clases. No parecía ser un padre de familia o algún conocido de la escuela, aquel hombre tenía un aire diferente.
El hombre tocó la puerta y la maestra fue a atenderlo. ADRIÁN observó atentamente cómo le hablaban. Luego, la maestra se volteó hacia el salón y presentó al nuevo visitante: "Niños, él es Leonardo da Vinci".
ADRIÁN abrió los ojos sorprendido. Había escuchado sobre Leonardo en la clase de historia, pero nunca imaginó que lo llegaría a conocer en persona. El hombre se presentó ante ellos y comenzó a hablar sobre la importancia de la ciencia y el conocimiento. Dijo que había venido a la pequeña ciudad porque necesitaba la ayuda de los niños para su nuevo proyecto: un dispositivo que controlaría los elementos.
ADRIÁN no podía creer lo que estaba escuchando. ¿Él y sus compañeros ayudarían a Leonardo da Vinci a crear un dispositivo capaz de controlar los elementos? Era demasiado bueno para ser verdad.
El hombre comenzó a explicarles lo que necesitarían hacer, detallando los materiales que necesitarían y los peligros a los que se enfrentarían. ADRIÁN pensó en cómo podría convencer a sus padres de que lo dejaran participar en esta emocionante aventura.
Mientras tanto, todos los niños comenzaron a hacer preguntas y a hablar al mismo tiempo. Leonardo sonrió y les pidió que se sentaran y lo escucharan con atención. "Este es un proyecto muy importante, no solo para mí, sino para el mundo", dijo. "Necesitamos trabajar juntos y aprender sobre el medio ambiente, el trabajo en equipo y el equilibrio natural".
ADRIÁN asintió emocionado. Sabía que él y sus amigos podrían hacer esto y tal vez salvarían el mundo en el proceso. Miró hacia la maestra, quien le sonrió y le guiñó el ojo. Ese fue el momento en que se dio cuenta de que esta aventura cambiaría su vida para siempre.
Leonardo da Vinci y los niños, incluyendo a Adrián, André y Pelusa, se encontraban en una búsqueda para recolectar los componentes necesarios para crear su dispositivo que controlaría los elementos. Habían buscado durante días en las colinas y los bosques cercanos, pero aún les faltaban los ingredientes más importantes.
Mientras tanto, una extraña neblina había cubierto la ciudad, lo que hacía difícil respirar y ver. Los pájaros habían dejado de cantar y el aire se sentía pesado. Los adultos en la ciudad estaban preocupados y tristes por la pérdida de la belleza natural.
Leonardo y los niños se dieron cuenta de que su misión era más importante que nunca, pero tendrían que enfrentar un nuevo desafío. Decidieron que debían aventurarse en la neblina para encontrar los misteriosos componentes que necesitaban.
Mientras estaban en la niebla, Pelusa comenzó a escuchar algo extraño. Se escondió detrás de un árbol, deteniendo al grupo de inmediato. Leonardo se agachó junto a ella y escuchó también.

"¿Escuchas eso?" Preguntó Pelusa.

"Es agua", dijo Leonardo. "Pero no hay ríos ni lagos cerca de aquí".

Los niños y Leonardo siguieron a Pelusa, que los llevó a través de la niebla y los llevó a un arroyo subterráneo. Allí, descubrieron la fuente de la neblina y el agua que salía del arroyo estaba indicando algo.
"Es aquí donde encontraremos el último componente que necesitamos", dijo Leonardo.
Pero entonces, mientras buscaban el componente, escucharon un sonido extraño y se dieron cuenta de que la fuente del arroyo estaba siendo bloqueada por una gran roca. Intentaron moverla, pero era demasiado pesada. Parecía que no podrían continuar con su misión sin quitar la piedra.
De repente, la niebla comenzó a despejarse y reveló a Mabel, una mujer del pueblo que había estado siempre celosa del éxito de Leonardo. Había ido por delante de ellos, bloqueando el arroyo y tratando de detenerlos.
Leonardo y los niños trabajaron juntos para mover la roca y liberar el agua, lo que la despejó. La liberación del agua también disipó la neblina, devolviendo la belleza a la ciudad. Mabel se disculpó por sus acciones y se unió a ellos en su búsqueda.
Juntos, el grupo finalmente recolectó todos los componentes y completaron el dispositivo de Leonardo. Adrián, André y Pelusa fueron a la plaza del pueblo donde Leonardo activó el aparato para controlar los elementos. La lluvia comenzó a caer y el sol brillaba al mismo tiempo. Las flores florecieron y los árboles comenzaron a crecer. La ciudad había sido restaurada a su belleza natural.
Adrián y André se acercaron a Leonardo y Pelusa se puso a sus pies. Todos los niños agradecieron a Leonardo por enseñarles sobre la importancia de cuidar la naturaleza. Leonardo sonrió y respondió: "Nada es imposible si trabajamos juntos y respetamos nuestro planeta".
Los niños estaban agradecidos por la experiencia y habían aprendido mucho sobre la naturaleza y la importancia de trabajar juntos para alcanzar una meta. Adrián le preguntó a Leonardo qué harían con el dispositivo ahora que habían terminado. Leonardo explicó que lo usarían para controlar los elementos solo en caso de emergencia, como una inundación o una sequía, pero que la naturaleza debía ser cuidada y respetada en todo momento.
La ciudad estaba agradecida con Leonardo y los niños por su trabajo en restaurar la belleza natural y por enseñarles una valiosa lección sobre el respeto por el medio ambiente. Adrián y André se sintieron orgullosos de haber sido parte de la aventura y de haber ayudado a su comunidad.
Pelusa les miro con satisfacción, y mientras los niños reían y bailaban en la plaza del pueblo, ella se acurrucó a su lado. Sabía que ellos habían aprendido una gran lección y estaban mejor preparados para enfrentar los desafíos futuros gracias a la guía de Leonardo.

Sé el
protagonista
de tu
propia historia

Vertical Line
Download on the App StoreGet it on Google Play