Historia para David

Nuestro personaje principal, David, no era un niño común. Era un gato: un gato naranja brillante con ojos verdes chispeantes y un corazón lleno de curiosidad. ¡Y David no era un gato común tampoco; era un piloto notable! Sí, David conducía su propio avión, un bimotor brillante y azul que podía adentrarse en las nubes más altas y los cielos más claros.

Vivía en Aeropuertópolis, una ciudad bulliciosa donde todas las criaturas, desde pájaros hasta mariposas, tenían su propio modo de volar. Aquí, la regla era simple: volar con respeto y amabilidad. Nunca perturbar a un pájaro en su camino ni molestar a una mariposa durante su paseo. Y David, con su amabilidad innata, era un piloto ejemplar.

Un día, David fue seleccionado para una misión especial: debía volar hasta las alturas extremas del cielo para observar un fenómeno meteorológico único. Estaba emocionado, pero también nervioso. Las alturas extremas podrían ser peligrosas, y no todos los pilotos regresaban.

En su viaje, se encontró con fuertes vientos, y a pesar de su valentía, David tuvo miedo. "No puedo hacerlo," sollozó, pero una voz suave resonó en el viento.

"Sí, puedes," dijo el viento. "Solo recuerda ser amable. Sé amable con el viento, sé amable con las nubes. Trátalos como tratarías a un amigo."

A pesar de su miedo, David decidió intentarlo. Hizo el avión más ligero y habló al viento y a las nubes con dulzura. Su avión pronto empezó a estabilizarse, y el viento dejó de ser feroz y se convirtió en una brisa gentil que lo empujó hacia el cielo.

Al llegar a las alturas extremas, David vio el fenómeno: un arco iris que brillaba con todos los colores del universo. Era asombroso, y David supo que valió la pena el viaje.

Cuando David regresó, fue recibido como un héroe. Pero para David, la verdadera victoria no fue alcanzar las alturas extremas o ver el fenómeno meteorológico. Fue aprender que, ya sea en el aire o en la tierra, la amabilidad siempre gana.

Desde aquel día, David no solo voló su avión con habilidad, sino también con gran amor y respeto por el cielo y todo lo que vivía en él. Y así, se convirtió en el héroe de Aeropuertópolis, no solo por su valentía, sino también por su amabilidad. Porque, como muestra la historia de David, siempre debemos ser amables, sin importar cuán grandes sean nuestras aventuras.