Historia para Marianita, Lucía, Rodrigo

Título: El Sombrerero Loco y su libro de recetas mágicas

Capítulo 1: El descubrimiento del libro

Marianita, Lucía y Rodrigo estaban jugando en el jardín de la casa de su abuela, Bibi. Era un día soleado y perfecto para jugar con sus juguetes favoritos. De repente, escucharon un ruido extraño procedente del bosque cercano. Era el Sombrerero Loco, que estaba buscando algo muy importante.

- ¿Qué estás buscando, Sombrerero Loco? -preguntó Rodrigo con curiosidad-.

- ¡He encontrado un libro mágico de recetas! -respondió el Sombrerero Loco emocionado-.

- ¿Un libro mágico? ¡Qué interesante! -exclamó Lucía con asombro-.

- Sí, y tiene las recetas más extravagantes que puedas imaginar. Huevos de dragón, pastel de arco iris y galletas que te hacen volar -dijo el Sombrerero Loco con una sonrisa malévola-.

- ¡Eso suena increíble! -dijo Marianita, emocionada-.

Los niños se miraron entre sí, preguntándose si era una buena idea seguir al Sombrerero Loco. Pero su curiosidad era más fuerte que sus miedos, así que decidieron seguirlo al bosque.
Después de caminar durante un tiempo, llegaron a una pequeña cabaña oculta entre los árboles. En su interior, el Sombrerero Loco tenía el libro de recetas mágicas sobre una mesa, rodeado de ingredientes extraños como ojos de mono y espinas de cactus.
- ¿Quieren ayudar a preparar algunas recetas? -preguntó el Sombrerero Loco con una sonrisa picarona-.
Los niños no podían resistir la tentación de probar los deliciosos manjares que el Sombrerero Loco estaba preparando. Así que comenzaron a ayudarlo, mezclando los ingredientes y siguiendo las instrucciones del libro de recetas mágicas.
Pero pronto descubrieron que algunas de las recetas no eran tan divertidas como parecían. Los huevos de dragón estallaron en sus caras y las galletas que los hacían volar simplemente los hacían vomitar.

- ¡Esto es horrible! -gritó Rodrigo, tratando de limpiarse el vómito-.

Pero a pesar de los accidentes, los niños seguían fascinados por las recetas del libro mágico del Sombrerero Loco y no podían esperar para probar más. ¿Qué nuevas recetas inventará el Sombrerero Loco? ¿Qué aventuras les esperan a los niños en la cabaña del bosque? Solo el tiempo lo dirá en este delicioso y loco mundo de recetas mágicas.

Capítulo 2: El desafío del libro de recetas mágicas

Marianita, Lucía y Rodrigo estaban emocionados de seguir ayudando al Sombrerero Loco con sus recetas mágicas. Sin embargo, mientras continuaban preparando recetas, comenzaron a notar algo extraño. Cada vez que preparaban una receta, el libro de recetas mágicas se sacudía violentamente y emitía un extraño silbido.

- ¿Qué está pasando? -preguntó Lucía, asustada-.

- No lo sé, nunca había pasado esto antes -respondió el Sombrerero Loco, con una expresión confundida en su rostro-.
Pero las cosas empeoraron cuando el libro de recetas mágicas comenzó a emitir humo y destellos de luz. De repente, la cabaña comenzó a temblar y los ingredientes de la mesa comenzaron a moverse solos. Los niños y el Sombrerero Loco se agarraron a lo que pudieron para no ser lanzados por la fuerza de la explosión.
- ¡Tenemos que hacer algo! -gritó Marianita, tratando de mantenerse equilibrada-.
El Sombrerero Loco rápidamente buscó una solución en el libro de recetas mágicas, pero todo lo que encontró eran recetas aún más peligrosas. Finalmente, se dio cuenta de que la única forma de detener el caos era destruyendo el libro de recetas mágicas.
- ¡Necesitamos destruir el libro de recetas mágicas! -gritó el Sombrerero Loco-.
Pero los niños no estaban seguros de querer destruir el libro, ya que habían disfrutado tanto de las recetas que habían preparado. Sin embargo, no había otra opción si querían detener la explosión.
A regañadientes, los niños y el Sombrerero Loco comenzaron a alimentar el libro de recetas mágicas con todos los ingredientes peligrosos que habían preparado. Finalmente, el libro comenzó a emitir un fuerte zumbido antes de explotar en un millón de pedazos, dejando un silencio casi ensordecedor en la cabaña.

- ¡Lo logramos! -exclamó Rodrigo, aliviado-.

A pesar de la desaparición del libro de recetas mágicas, los niños y el Sombrerero Loco estaban agradecidos de haber aprendido una valiosa lección sobre la responsabilidad y las consecuencias de jugar con la magia. Desde ese día, prometieron ser más cuidadosos en sus aventuras y seguir explorando el maravilloso mundo del jardín de su abuela junto a Bibi.
El Sombrerero Loco se despidió de los niños con una gran sonrisa y un sabor dulce en la boca, gracias a las inusuales recetas que habían creado juntos. A partir de ese momento, los niños prometieron visitarlo de nuevo, pero esta vez para disfrutar de la compañía del Sombrerero Loco sin tener que preocuparse por los libros de recetas mágicas peligrosos.
Cuando regresaron a la casa de su abuela, Bibi estaba esperándolos con un delicioso pastel de frutas. Los niños le contaron todo sobre su aventura en la cabaña del Sombrerero Loco, y ella los escuchó pacientemente, sonriendo por la pasión y la emoción de los niños.
- Me alegra que hayan tenido un buen día -dijo ella, dándoles un cálido abrazo-.
Y así, los niños disfrutaron del pastel de frutas en compañía de Bibi, sintiéndose agradecidos por tener una abuela tan amorosa y por los amigos maravillosos que habían hecho en el jardín. Sabían que, aunque las aventuras en el jardín podían ser peligrosas a veces, siempre tendrían a Bibi y a sus amigos para ayudarlos a enfrentar los desafíos. Y, por supuesto, no podían esperar para tener otra aventura emocionante en el futuro.

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