Historia para Bruno
Título: El Príncipe Rana y los Renacuajos

Capítulo 1: El encuentro de Bruno y el Príncipe Rana
Había una vez un niño llamado Bruno que vivía en una pequeña casa cerca del bosque. Un día, mientras jugaba cerca de un arroyo, Bruno encontró a un pequeño sapo que saltaba en la orilla.

"¡Hola amiguito!" dijo Bruno, "¿Estás solo?"
El sapo saltó hacia atrás, pero luego se dio cuenta de que Bruno era amigable y respondió con un croar.

"¿Quieres ser mi amigo sapito?" preguntó Bruno.
El sapo asintió con la cabeza y se sentó en la palma de la mano de Bruno. Mientras lo sostenía, notó algo extraño en su piel.
"¿Qué es eso en tu piel?" preguntó Bruno, señalando un pequeño collar dorado en el cuello del sapo.
De repente, el sapo comenzó a crecer y a transformarse ante los ojos asombrados de Bruno. Cuando la transformación terminó, Bruno se encontró cara a cara con el Príncipe Rana.

"¡Oh wow!" exclamó Bruno, "¿Eres un príncipe?"
"¡Sí, lo soy!" respondió el Príncipe Rana. "Fui transformado en un sapo por una malvada bruja y solo puedo volver a mi forma humana si alguien me besa".
"¡Eso es genial!" exclamó Bruno, "Pero yo no puedo besarte porque soy un niño".
"¡No necesitas besarme!" dijo el Príncipe Rana, "Pero podrías ayudarme a enseñarle a unos renacuajos cómo nadar".
El Príncipe Rana llevó a Bruno a una charca cercana donde había un grupo de renacuajos. Bruno se ofreció a ayudar y se unió al Príncipe Rana para enseñarles a los renacuajos cómo nadar.
"Puedes hacerlo, solo tienes que mover tus aletas como si fueran alas", dijo Bruno, mientras el Príncipe Rana demostraba cómo nadar.
Después de horas de práctica, los renacuajos finalmente aprendieron a nadar y Bruno se despidió del Príncipe Rana.
"¡Gracias por ayudarme a enseñarles a nadar!" dijo el Príncipe Rana, "Ahora tengo que irme, pero prometo volver pronto para nuestra próxima aventura".
Bruno se despidió del Príncipe Rana con una sonrisa en el rostro, pensando en todas las aventuras emocionantes que tendrían juntos en el futuro.
El príncipe rana vio los ojos brillantes y llenos de entusiasmo de Bruno mientras éste observaba a los renacuajos en el estanque. "¿Te gustaría ayudarles a aprender a nadar?" preguntó el príncipe rana a Bruno. "¡Sí, por favor!", respondió el niño con emoción.
Así que el príncipe rana y Bruno comenzaron a enseñar a los renacuajos a nadar, moviendo los brazos como aletas y saltando por el agua para mostrarles cómo hacerlo. Poco a poco, los renacuajos comenzaron a sentirse más cómodos en el agua y podían moverse con más soltura.
Un día, mientras estaban enseñando a los renacuajos, un pato llegó al estanque y comenzó a atacarlos. "¡Ayuda, ayúdanos, por favor!" gritaron los renacuajos a Bruno y al príncipe rana. Con valentía, el príncipe rana saltó al agua y comenzó a empujar a los renacuajos a un lugar seguro mientras el pato los perseguía.
Finalmente, lograron escapar y el príncipe rana volvió junto a Bruno, pero algo extraño comenzó a suceder. El príncipe rana comenzó a temblar y de repente, comenzó a transformarse en un hermoso príncipe con una corona dorada en la cabeza. "Oh, Bruno, gracias por ayudarnos a enseñar a los renacuajos a nadar y por salvarnos del ataque del pato. Gracias a ti, puedo volver a mi verdadera forma y ser un príncipe de nuevo. Te estoy muy agradecido", dijo el príncipe a Bruno.
Bruno estaba sorprendido y maravillado por la transformación del príncipe rana. "¡Eres un príncipe de verdad! ¡Eso es asombroso!", exclamó el niño. Juntos, el príncipe y Bruno continuaron enseñando a los renacuajos a nadar y a medida que lo hacían, el príncipe les enseñaba a los renacuajos las etiquetas reales y los buenos modales.
Los renacuajos estaban muy agradecidos por la ayuda del príncipe y de Bruno, y los dos amigos se convirtieron en héroes para ellos. Finalmente, los renacuajos crecieron y se convirtieron en hermosas ranas adultas que encontraron nuevos hogares en el estanque. El príncipe y Bruno también se hicieron muy buenos amigos y disfrutaron enseñando y ayudando a los animales del bosque juntos.
Poco tiempo después, llegó el momento en que Bruno debía volver a casa. El príncipe se despidió de él con un gran abrazo y le agradeció una vez más por su ayuda. "Nunca olvidaré lo que hiciste por mí y por los renacuajos. Siempre serás bienvenido aquí en mi reino", dijo el príncipe con una sonrisa amistosa.
Bruno se sintió un poco triste por tener que irse, pero también estaba emocionado por regresar a casa y contarle a su familia sobre su increíble aventura con el príncipe rana y los renacuajos.
Cuando llegó a casa, Bruno se apresuró a contar todo lo que había sucedido en el estanque, incluida la transformación del príncipe rana en un príncipe real. Todos quedaron sorprendidos y maravillados al escuchar su historia.
Desde ese día en adelante, Bruno nunca olvidó su aventura con el príncipe rana y siempre se aseguró de ayudar a los animales necesitados en el bosque, siguiendo el ejemplo del príncipe y recordando su amistad única y especial. Y así, gracias a la ayuda de Bruno, el príncipe rana encontró su verdadera forma y su verdadero propósito, y juntos se convirtieron en héroes en el corazón de los renacuajos y de todos los animales del bosque.