Historia para Aarón

Aarón se encontraba en el jardín de su casa jugando con sus bloques de construcción. Era un día soleado y brillante, y Aarón estaba disfrutando de su tiempo libre. Sus padres le habían regalado un set de bloques nuevo y estaba construyendo un castillo especialmente grande.

Mientras construía su castillo, Aarón escuchó un ruido extraño. Levantó la cabeza y miró alrededor, pero no vio nada fuera de lo común. Decidió que probablemente era solo un pájaro o un animal y siguió jugando.

Pero entonces, escuchó el ruido de nuevo. Era como un croar, y venía de algún lugar cerca del estanque de su jardín. Aarón decidió ir a investigar.

Cuando llegó al estanque, encontró algo que lo dejó asombrado. ¡Un sapo gigante estaba sentado en una hoja de lirio justo en medio del agua! Pero no era un sapo ordinario. Tenía una corona dorada en la cabeza, y parecía estar tratando de llamar la atención de Aarón.

El sapo respondió con una voz ronca: "Sí, mi joven amigo. Soy un príncipe transformado por un hechizo. Necesito tu ayuda para encontrar un tesoro que se encuentra en un mundo subacuático que he descubierto recientemente".

"¡Increíble!", exclamó Aarón, sorprendido. "¿Un mundo subacuático? ¿Cómo puedo ayudarte?".

"Debes llevarme al borde del estanque y dejarme saltar al agua. Una vez allí, podré encontrar el camino hacia el tesoro perdido. Pero necesito tu promesa de que me ayudarás a encontrarlo y a protegerlo de cualquiera que intente robármelo", insistió el sapo príncipe.

Aarón no dudó en aceptar la solicitud del sapo. Rápidamente lo llevó al borde del estanque y lo dejó saltar al agua. Miró cómo el sapo se adentraba en el agua, y pudo ver cómo la superficie vibraba con la fuerza de su salto.

El sapo príncipe desapareció bajo el agua, pero Aarón sabía que debía seguirlo. Tomó una bocanada de aire y se zambulló en el agua, siguiendo al sapo en su aventura submarina. ¿Qué les esperaría en el mundo subacuático? ¿Lograrían encontrar el tesoro perdido? Aarón no podía esperar a descubrirlo.

Aarón siguió al sapo príncipe mientras buceaba en el mundo subacuático. Era un lugar mágico lleno de criaturas extrañas y plantas de colores brillantes. El sapo príncipe lo llevó por un camino tortuoso, sorteando arrecifes y sumergiéndose en cuevas oscuras. Aarón se mantuvo cerca, fascinado por la belleza del lugar.

Pero entonces, de repente, algo salió de la oscuridad. Era un calamar enorme, con tentáculos largos y desagradables. Aarón se asustó y trató de retroceder, pero el sapo príncipe lo llamó urgentemente. "No te muevas Aarón, tenemos que enfrentarlo para pasar".

El calamar se acercó lentamente, usando sus tentáculos para bloquearles el camino. Aarón y el sapo príncipe sabían que no podían retroceder, tenían que ir hacia adelante. Aarón miró al sapo príncipe, buscando una señal, y el sapo asintió. Entonces, Aarón tomó un bloque de construcción de su bolsillo y lo arrojó con fuerza hacia el calamar.

El calamar se enredó con el bloque y Aarón y el sapo aprovecharon para pasar corriendo entre sus tentáculos. El calamar intentó atraparlos con sus tentáculos pero ya era demasiado tarde. Aarón y el sapo príncipe se alejaron en el agua, siguiendo su camino hacia el tesoro perdido.

Después de un largo rato, finalmente llegaron a una cueva enorme. El sapo príncipe los llevó hacia su interior y allí encontraron el tesoro. Era un cofre de oro en el que brillaban las piedras preciosas más hermosas que Aarón había visto jamás. El sapo príncipe les agradeció y les dijo que podían llevarse algunas de las piedras preciosas si querían.

Pero justo cuando estaban a punto de salir de la cueva, el calamar gigante apareció de nuevo, más furioso que nunca. Aarón y el sapo príncipe se dieron cuenta de que habían sido seguidos. El calamar intentó agarrar el cofre de oro, pero Aarón y el sapo lucharon para protegerlo. Durante la pelea, una de las piedras preciosas cayó al suelo y rodó por el suelo.

Entonces, de repente, otra criatura apareció en la cueva. Era una merluza amigable que había seguido a Aarón y al sapo. Vio la piedra preciosa en el suelo y la recogió, poniéndola de nuevo en el cofre. "Gracias por devolverme mi piedra preciosa", dijo el sapo príncipe a la merluza. "Eres un verdadero amigo".

Con la ayuda de la merluza, Aarón y el sapo príncipe lograron derrotar al calamar gigante y proteger el tesoro. Finalmente, salieron de la cueva y regresaron al estanque en el jardín de Aarón. Aarón y el sapo príncipe se despidieron con tristeza, pero sabían que habían tenido una aventura inolvidable juntos. Aarón volvió a su casa con la merluza, feliz de tener un nuevo amigo. Juntos, habían superado el desafío del calamar gigante y descubierto el tesoro secreto.

Cuando Aarón llegó a su casa, su abuela Constanza lo estaba esperando en la puerta. "¡Aarón, qué aventura! ¿Cómo estuvo tu día?", preguntó ella. Aarón le contó todo sobre su viaje al mundo submarino y su lucha contra el calamar gigante.

Mientras tanto, Natalia, su mamá, estaba preparando una cena especial en la cocina. Aarón y Constanza se unieron a ella y compartieron la historia de su emocionante día. Natalia escuchó con atención y se emocionó al escuchar sobre el nuevo amigo de Aarón, la merluza.

Después de cenar, Aarón fue a su habitación y se acostó en su cama. Todavía estaba pensando en su aventura submarina y en cómo había hecho nuevos amigos y derrotado al calamar gigante. Se durmió con una sonrisa en el rostro, agradecido por haber tenido una gran aventura y por tener una familia amorosa que lo apoyaba en cada paso del camino.