Historia para Matias, Fernando, Leslie
Título: El Mapa Misterioso

Capítulo 1: El Descubrimiento
Matías era un pequeño dragón de metal de 6 años con una gran curiosidad por el mundo que lo rodeaba. Siempre estaba buscando nuevas aventuras y emociones. Un día, mientras exploraba la cueva donde vivía con su familia, descubrió un extraño mapa escondido detrás de una pila de rocas.
Matías llamó a sus amigos, Fernando y Leslie, dos dragones más grandes y experimentados, para mostrarles su hallazgo. Fernando, un poderoso dragón de fuego de 13 años, y Leslie, una hermosa dragona de hielo de 7 años, quedaron impresionados por el mapa y le preguntaron a Matías de dónde lo había conseguido.
"¡Lo encontré justo aquí, detrás de estas rocas!", respondió Matías emocionado, señalando hacia la pila de rocas.
Los tres amigos estudiaron el mapa detenidamente, tratando de descifrar los símbolos y el lenguaje extraño que aparecía en él. Finalmente, Matías descubrió algunas palabras que decían "Tesoro Escondido".
"¡Increíble! ¡Un tesoro escondido!", dijo Fernando con entusiasmo.

"¿Qué esperamos? ¡Vamos a encontrarlo!", exclamó Leslie emocionada.
Los tres amigos se pusieron en camino hacia la aventura de sus vidas, siguiendo el mapa misterioso que los llevaría a lugares desconocidos y emocionantes. Pero antes de partir, Matías recordó una enseñanza importante que su mamá siempre le había dicho: "Recuerda siempre respetar a los demás".
"Chicos, antes de partir en esta aventura, debemos asegurarnos de que respetamos a los demás y sus propiedades", les recordó Matías a sus amigos.
Los tres asintieron solemnemente y prometieron seguir esta importante lección mientras buscaban su tesoro escondido. Juntos, los tres amigos emprendieron su viaje hacia lo desconocido, llenos de entusiasmo y determinación.
Continuará...

Capítulo 2: Problemas en el camino
Los tres dragones caminaban por una densa selva, siguiendo el mapa misterioso que Matías había encontrado en la cueva. En el mapa, se indicaba que el tesoro se encontraba más allá de la selva, en una cueva escondida.
Pero el viaje no fue fácil. La selva estaba llena de obstáculos: árboles caídos, ríos tumultuosos y montañas empinadas. A pesar de los retos, los tres amigos mantuvieron su determinación y se ayudaron mutuamente a superar cada obstáculo.
Cuando llegaron a la entrada de la cueva, encontraron una gran piedra en el camino que bloqueaba la entrada.

"Tenemos que mover la piedra para poder entrar", dijo Leslie.
Fernando trató de moverla con su poderoso aliento de fuego, pero la piedra era demasiado pesada. Matías intentó levantar la piedra con todas sus fuerzas, pero también fue inútil.

"¿Y si lo intentamos juntos?", sugirió Fernando.
Los tres amigos se pusieron alrededor de la piedra y juntaron sus fuerzas. Juntos, lograron mover la piedra y abrieron paso a la cueva.
Pero la sorpresa fue cuando entraron a la cueva: encontraron a otro pequeño dragón de metal, llamado Bruno, que también estaba en busca del tesoro escondido.

"¡No esperaba encontrar a nadie más aquí!", exclamó Fernando.
Bruno explicó que también había encontrado un mapa misterioso y había seguido las mismas pistas que ellos para encontrar el tesoro.

"¿Cómo podemos estar seguros de que podemos confiar en ti?", preguntó Leslie.
Bruno explicó que él también había aprendido la importante lección acerca de respetar a los demás, y prometió que no les causaría ningún problema.
Los cuatro dragones se dieron la mano y se pusieron en marcha para encontrar el tesoro escondido juntos.
¿Lograrán los cuatro amigos encontrar el tesoro juntos, o tendrán que superar más obstáculos en el camino? Continuará...
Después de caminar por la cueva oscura y peligrosa, los cuatro amigos llegaron a una enorme sala llena de oro y joyas brillantes.
"¡Es hermoso!", exclamó Matías, maravillado.
Pero en el centro de la sala había un enorme dragón de fuego que parecía estar protegiendo el tesoro.
"¿Ahora qué hacemos?", preguntó Leslie, preocupada.
Fernando, el experto en dragones de fuego, se acercó al dragón guardián y comenzó a hablarle con cuidado.
"Somos cuatro amigos que han viajado lejos para encontrar este tesoro. No queremos hacerte daño, sólo queremos compartir la riqueza contigo", dijo Fernando.
El dragón guardián pensó por un momento, luego asintió y abrió el paso.
"Permítanme ser su guía", dijo el dragón guardián. "Hay muchos tesoros en esta sala, pero sólo un verdadero tesoro para cada uno de ustedes. Deben buscar en su corazón para encontrarlo".
Los cuatro amigos comenzaron a buscar entre el tesoro brillante y finalmente encontraron lo que habían estado buscando: para Matías un pequeño coche de juguete en forma de Hombre Araña, para Fernando una figura de acción de Dragon Ball, para Leslie un hermoso collar de cristal de hielo para su garganta y para Bruno una medalla de oro que representaba a un dragón de metal.
"¡Lo encontramos! ¡Gracias por ayudarnos a descubrirlo!", exclamaron los cuatro amigos juntos.
Con el corazón lleno de alegría y amistad, los cuatro dragones salieron de la cueva juntos, felices y agradecidos por haber encontrado no sólo un tesoro brillante, sino también la verdadera riqueza de la amistad y el respeto por los demás.