Historia para Yare & Magdalena
Título: El Espejo Mágico
Capítulo 1: La puerta secreta
Yare y Magdalena eran dos hermanas que vivían en un pequeño pueblo en el bosque. Un día, mientras jugaban al escondite, Yare vio algo extraño detrás de un árbol. Se acercó sigilosamente y descubrió una puerta secreta.
- ¡Magdalena, ven rápido! - gritó Yare emocionada.
Las dos niñas abrieron la puerta y entraron en una habitación mágica llena de espejos. Pero no eran espejos normales, cada reflejo mostraba una versión diferente de ellas mismas. Una Alice pequeña, una Alice grande, una con el cabello oscuro, otra con el cabello rubio.
- ¡Mira, somos nosotras! - exclamó Magdalena, sorprendida.
De repente, la puerta se cerró detrás de ellas con un fuerte golpe. Yare y Magdalena se asustaron y comenzaron a buscar una salida. Pero cuanto más buscaban, más se perdían en el laberinto de espejos.
- ¿Cómo salimos de aquí? - preguntó Yare, preocupada.
De repente, apareció una pequeña llave dorada en el suelo. Yare la recogió y la insertó en la cerradura de la puerta. Con un clic, se abrió la puerta y las dos niñas corrieron de vuelta a casa.
- ¡Mamá, mamá! ¡Tuvimos una aventura increíble! - exclamó Magdalena emocionada.
Pero cuando Yare mostró la llave dorada a su madre Eli, esta sonrió y dijo:
- Esa llave pertenece a la casa de los espejos. Hace muchos años, una niña llamada Alice encontró la misma puerta y la misma habitación mágica como ustedes. Pero Alice descubrió algo aún más sorprendente detrás de los espejos...
- ¿Qué descubrió? - preguntaron Yare y Magdalena al unísono.
- Eso es una historia para otro día - dijo Eli, misteriosamente.
Las niñas se quedaron con la intriga, pero también con la promesa de una nueva aventura en el mundo mágico de Alice.
Alice encontró una puerta secreta detrás de uno de los espejos. Era una puerta pequeña, pero lo suficientemente grande como para que ella pudiera pasar. Cuando abrió la puerta, un brillo dorado y un olor dulce inundaron la habitación. Alice entró en la habitación y se encontró rodeada de espejos. No había nada más en la habitación, solo espejos en todas las paredes.
Alice dio un paso más adentro y se detuvo frente a uno de los espejos. Se miró a sí misma y vio su reflejo. Sin embargo, algo estaba mal. Su reflejo estaba sonriendo de una manera extraña. Parecía que su reflejo no podía dejar de reírse.
Entonces, Alice notó algo diferente en los otros espejos. Cada uno de ellos mostraba una versión diferente de ella misma. En uno de los espejos, era alta y delgada. En otro, era baja y rechoncha. En otro, tenía el pelo rojo y rizado. En otro, tenía el pelo negro y lacio.
"Esto es extraño", murmuró Alice. "¿Por qué hay tantas versiones diferentes de mí misma?"
De repente, la puerta detrás de ella se cerró de golpe. Alice se dio la vuelta y trató de abrirla, pero estaba cerrada con llave. Entonces, se dio cuenta de que estaba atrapada en la habitación de los espejos.
"¡Ayuda! ¡Alguien que me saque de aquí!", gritó Alice.
En ese momento, escuchó una voz detrás de ella. "¿Necesitas ayuda, pequeña?"
Alice se dio la vuelta y vio a dos niñas, Yare y Magdalena, paradas detrás de ella. Parecían tener la misma edad que ella.
"Sí, por favor. No puedo salir de aquí", dijo Alice.
"Podemos ayudarte", dijo Yare. "Pero primero, debemos encontrar la manera de desbloquear la puerta".
Los tres comenzaron a buscar la llave por toda la habitación, mirando en cada espejo y debajo de cada objeto. Sin embargo, no pudieron encontrar la llave en ninguna parte.
Entonces, Magdalena tuvo una idea. "¿Qué tal si intentamos usar las diferentes versiones de ti misma en los espejos?"
Los tres se acercaron a uno de los espejos y se detuvieron frente a él. Yare señaló a la versión de Alice en el espejo y dijo: "Intenta hacer lo que ella hace".
Alice se acercó al espejo y comenzó a copiar los movimientos de la Alice de ese espejo. Después de unos momentos, oyó un clic. La puerta se abrió y los tres salieron corriendo de la habitación de los espejos.
"¡Gracias por ayudarme a escapar!", dijo Alice, agradecida.
"¡No hay problema!", dijo Yare. "¡Eso es lo que hacen los amigos!"
Los tres se miraron y comenzaron a reír alegremente. Habían superado el desafío juntos y ahora eran amigos inseparables.
Mientras se alejaban de la habitación de los espejos, Eli, la madre de las dos niñas, apareció por el pasillo.
"¿Qué está pasando aquí?", preguntó Eli, confundida.
Las dos niñas corrieron a su madre y comenzaron a contarle la historia de cómo habían encontrado a Alice atrapada en la habitación de los espejos y cómo habían salvado el día.
"¡Vaya, habéis tenido una gran aventura hoy!", dijo Eli, sonriendo. "¡Pero es hora de volver a casa!"
Los cuatro caminaron juntos por los pasillos del castillo, contando chistes y riendo mientras el sol se ponía en el horizonte.
Finalmente, los cuatro salieron del castillo y se dirigieron a casa. Mientras caminaban, Alice decidió que nunca olvidaría su aventura con Yare y Magdalena.
"Gracias por rescatarme", dijo Alice, abrazando a las dos niñas. "Es una experiencia que nunca olvidaré".
"¡No hay problema!", dijo Yare, devolviendo su abrazo. "Estamos felices de haberte ayudado".
Magdalena asintió de acuerdo y todos continuaron caminando hacia la puesta de sol, felices y agradecidos por la amistad que habían encontrado en su increíble aventura.