Historia para AlexSantiago

Un rayo de sol se coló por la ventana de la casa del árbol en el bosque donde vivía AlexSantiago el Conejito, un chico de cinco años con un espíritu dulce y una curiosidad insaciable. Su mundo estaba lleno de mariposas danzantes, peces que hablaban y árboles que cantaban. Pero AlexSantiago no era un Conejito ordinario. No, no. Era un detective, el más joven y audaz de todo el Bosque Encantado.

Fue su abuelo, Jesús, quien había compartido con él las increíbles historias de detectives de su juventud. AlexSantiago era embelesado por cada detalle, cada desafío y resolución. Su abuela, Ana María, le había regalado su pequeña lupa cuando decidió ser detective. Sus padres, Elodimar y Alejandro, le ayudaban a resolver los pequeños misterios familiares y del bosque, alentando su amor por la aventura y su respeto por la verdad.

Un día, la tranquila biblioteca del bosque se revolucionó. María Alejandra, la bibliotecaria, no podía encontrar uno de los libros más queridos de la biblioteca. Era la hora de actuar para AlexSantiago, nuestro conejito detective.

El Conejito Detective entró en la biblioteca con su lupa, listo para resolver el caso. El aire olía a tinta y a papel antiguo. María Alejandra parecía preocupada. Y con razón, el libro perdido era muy querido en el bosque, contaba la leyenda de cómo el Bosque Encantado había llegado a ser.

Empezó a buscar pistas en los pasillos y baldas, pero nada. María Alejandra le confesó que la última vez que vio el libro, estaba en las manos del Viejo Roble.

AlexSantiago se enfrentó al desafío con valentía y coraje. El Viejo Roble era un árbol testarudo, famoso por su mal temperamento. Pero AlexSantiago recordó la lección que sus abuelos siempre le enseñaban, "trata a los demás como quieres ser tratado". Así que, decidió tratar al Viejo Roble con la misma amabilidad que esperaba de los demás.

AlexSantiago se acercó al Viejo Roble con una sonrisa amigable. Le preguntó por el libro con cortesía, pero el robusto Roble negó con sus ramas, insistiendo en que lo había devuelto a la biblioteca. El Conejito Detective estaba perdido, hasta que tropezó con unas hojas viejas cerca del Roble.

De repente, se dio cuenta de que el Viejo Roble no había mentido, solo que el libro había caído de sus ramas y se había quedado oculto bajo las hojas. Al recordar otra lección importante, "las cosas no siempre son lo que parecen", AlexSantiago sintió un gran alivio y agradecimiento por su valentía y persistencia.

AlexSantiago regresó a la biblioteca con el libro perdido, y María Alejandra lloró de alegría al verlo. La noticia se extendió por todo el bosque y todos aplaudieron al joven Conejito Detective.

Aquella noche, sus padres prepararon una cena especial para celebrar su éxito. Sus abuelos le contaron más historias de detectives, inspirándole aún más.

Mientras se dormía esa noche, AlexSantiago se agarró a su lupa y sonrió, feliz de haber tratado a todo el mundo con amabilidad y por encontrar el libro perdido. Sabía que tenía muchos más misterios que resolver en el futuro, pero por ahora, estaba satisfecho y contento. Y así, el Bosque Encantado se sumió en un dulce sueño bajo la luna brillante y los sueños de más aventuras llenaron el aire.